Los peregrinos de todos los rincones del planeta, comenzaron a llegar a primera hora de la mañana y no pararon acercarse hasta la hora de la indicada de inicio de la acogida. La aparición de Francisco fue a las 18 hs, bajó de un helicóptero, subió al Papa móvil y recorrió 3 km por la rambla de Copacabana, saludando a las miles de personas que se acercaron para verlo. El entusiasmo y la adrenalina no cesó en ningún momento y fue acompañada, por bailes, oraciones y canciones de todo tipo como: "Ésta es la juventud del Papa", "No trae ni oro ni plata pero sí el tesoro más grande que es Jesús Cristo".
El Papa comenzó su mensaje de bienvenida, agradeciendo a los cariocas y haciendo una broma referida a la fe de los cariocas que superó al frio y a la lluvia, algo que detestan los brasileros. Luego, pidió un minuto de silencio por el accidente que sufrieron jóvenes de la Guayana Francesa cuando se dirigían a la Jornada Mundial de la Juventud. En nombre de Benedicto XVI, agradeció a los jóvenes el haber respondido a su invitación de participar en esta Jornada Mundial: "Esta semana, Río se convierte en el centro de la Iglesia, en su corazón vivo y joven, porque ustedes han respondido con generosidad y entusiasmo a la invitación que Jesús les ha hecho a estar con él, a ser sus amigos".
Haciendo alusión al Cristo Redentor en el Corcovado, símbolo de la ciudad carioca, Francisco aseguró que, el Cristo Redentor, abraza, bendice y de la bienvenida. Hizo mención del fragmento del Evangelio cuando Jesús llama a sus discípulos a orillas del lago de Tiberíades y les preguntó: ¿Quieres ser mi discípulo? ¿Quieres ser mi amigo? ¿Quieres ser testigo del Evangelio?, preguntas que nos sigue haciendo hoy Jesús invitándonos a seguirlo.
El evento continuo, con un espectáculo de danzas típicas brasileras, un desfile de banderas, la lectura de mensajes de jóvenes representantes de todos los continentes al Papa y con la voz de cantantes representativos de Brasil de la talla de Fafá de Belém. Se sintió durante toda la jornada la emoción, la alegría y la fe de los fieles que transmitía un sentimiento de esperanza en la Iglesia y en el Sumo Pontífice que emocionaba.
Fuente: Comunicaciones Caritas Uruguay
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