Este hecho de algunos pocos marcado por la violencia y el fanatismo contrasta con los millones de jóvenes que alegres, llenos de esperanza y fe en Dios se reunían en Río de Janeiro junto al Santo Padre. Estos actos revisten mayor gravedad en virtud de que violentan el derecho que tiene todo ser humano de expresar su fe públicamente.
La violencia no es el modo de hacer valer las ideas, sino que las instancias que el mismo Estado de derecho consagra para ello. Desde ese punto de vista hemos de cuestionaros como sociedad qué es lo que hemos hecho para que grupos minoritarios se arrojen el derecho de hacer tanto daño como método para lograr sus objetivos.
Elevamos una súplica por todas las personas que vieron vulnerado su derecho a reunirse en torno a una Misa, corazón de la vida del católico, y por quienes hicieron tanto mal por la actitud asumida. La respuesta pacífica de la comunidad cristiana que tuvo frente a tal brutal agresión es un testimonio elocuente de su amor a Dios y al prójimo”.
+ Fernando Chomali G.
Arzobispo de la Santísima Concepción
Chile
Fuente: Comunicaciones Concepción
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