Semana Santa, Esperanza para transformar el mundo

En Semana Santa, Dios debe tener el primer lugar

Para algunos, suelen ser días de relajación, de compartir con los amigos, incluso, de caer en los excesos; pero no debemos olvidar que Cristo debe ocupar el primer puesto y que podemos darnos la oportunidad para la oración y la reflexión.

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Fuente: Catholic.net

La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana nos invita a dedicarla a orar y a meditar en los Misterios de la Pasión y Muerte de Jesús, y aprovechar todas las Gracias que esto nos trae.
Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.

JUNTO A JESÚS
A la Semana Santa se le llamaba, en un principio, La Gran Semana. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor, y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.
Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestras faltas; asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el Día de la Pascua.
Lo importante de este tiempo no es recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por Amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.
La Semana Santa fue la última de Cristo en la Tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.

PREPARANDO EL CAMINO HACIA LA PASCUA
La Semana Mayor inicia con el Domingo de Ramos, en que celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, cuando todo el pueblo lo aclamaba como Rey con cantos y palmas. Por esto, se acostumbra llevar nuestras palmas a la Iglesia para que las bendigan ese día y participar de la Misa.
El momento más fuerte de la Semana Santa es el Triduo Pascual, que comienza el Jueves Santo, día en que recordamos la Última Cena de Jesús con sus Apóstoles y les lavó los pies, dándonos un ejemplo de servicialidad. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su Cuerpo y su Sangre. Es el Jueves Santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la Última Cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche, y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.

ESPERA DE LA GRAN FIESTA
El Viernes Santo recordamos la Pasión de Nuestro Señor: su prisión; los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación; la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Via Crucis Solemne y con la Ceremonia de la Adoración de la Cruz, dándole el Pésame a la Dolorosa.
El Sábado, se rememora el día que pasó entre la Muerte y la Resurrección de Jesús. Tradicionalmente, es un día de luto y tristeza, pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes en nuestros templos se cubren, y los sagrarios están abiertos. Por la noche, se lleva a cabo una Vigilia Pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia quiere decir “la tarde y noche anteriores a una fiesta”. En esta ceremonia, se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la Gran Fiesta de los católicos.
Obviamente, el Domingo de Resurrección es el día más importante y más alegre para nosotros los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos concede la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es “el paso de la muerte a la vida”.

¿POR QUÉ LA SEMANA SANTA CAMBIA DE FECHA CADA AÑO?
Hay que considerar que el pueblo judío celebraba la Fiesta de la Pascua en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de la primavera. Esta fecha la fijaban en base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno. Es por esta razón que cada año la Semana Santa cambia de día, pues se le hace coincidir con la luna llena.
Para la Fiesta de la Pascua, los judíos se reunían a comer cordero asado y ensaladas de hierbas amargas; recitar bendiciones y cantar salmos. Brindaban por la liberación de la esclavitud.
Jesús es el Nuevo Cordero Pascual que nos trae la nueva liberación, del pecado y de la muerte.

SUGERENCIAS PARA VIVIR LA SEMANA SANTA
Quienes tienen la oportunidad de disfrutar de unos días de descanso laboral o escolar durante la Semana Santa, no deben descuidar la ocasión de vivir también unas vacaciones espirituales que les acerquen a la reflexión y a Dios.
Una manera de vivir la Semana Santa es asistir, en familia, a los oficios y ceremonias propias de estos días, porque la vivencia cristiana de estos Misterios debe ser comunitaria.
Puede organizarse una breve representación acerca de la Semana Santa.
Formular algún propósito concreto a seguir para cada uno de los días de la Semana Mayor.
Elaborar unos cartelones en los que se escriban algunas ideas importantes acerca de cada uno de los días del Triduo Sacro.

En los primeros días de la Semana Mayor también hay mucho que reflexionar

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Aciprensa /
Encuentra.com

El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las palmas y de la Pasión, de la entrada de Jesús en Jerusalén y la Liturgia de la Palabra, que evoca la Pasión del Señor en el Evangelio de San Mateo.
Precisamente en este día se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a la Celebración: la alegre, multitudinaria, festiva Liturgia de la Iglesia Madre de la Ciudad Santa, que se convierte en mimesis (imitación) de lo que Jesús hizo en Jerusalén; y la austera memoria -anamnesis- de la Pasión, que marcaba la Liturgia de Roma. La Liturgia de Jerusalén y la de Roma, juntas en nuestra Celebración, con una evocación que no puede dejar de ser actualizada.

ACLAMACIONES AL REY
San Lucas no habla de olivos ni palmas, sino de gente que iba alfombrando el camino con sus vestidos, como se recibe a un Rey; gente que gritaba: “Bendito el que viene como Rey, en nombre del Señor. Paz en el Cielo y Gloria en lo alto”.
Palabras con una extraña evocación, de las mismas que anunciaron el nacimiento del Señor en Belén a los más humildes.
Con la Liturgia de Roma, por otro lado, entramos en la Pasión y anticipamos la proclamación del Misterio, con un gran contraste entre el camino triunfante del Cristo del Domingo de Ramos y el Via Crucis de los Días Santos.

EL LUNES DE LA SEMANA SANTA
La noche del domingo fue intensa para Jesús. Explica muchas cosas a los suyos; pero, sobre todo, reza. Su alma está en tensión. Ve, quiere, siente, habla con el Padre, es invadido por el Espíritu Santo, que le empuja al sacrificio. Vive un Amor intenso y dolorido. Ante sus ojos desfilan los sucesos de aquellos tres años, y la humanidad entera con sus miles de historias individuales se le hace presente. Es la oración del mediador entre Dios y los hombres, y vive su función con intensidad.
También ayuna; su espíritu no se relaja. El lunes, al encaminarse de nuevo al Templo de Jerusalén, “sintió hambre”. Pero en lugar de recurrir a los suyos pidiendo alimento, se dirige hacia una higuera buscándolo. Sabe que florecen hacia junio y raramente lo hacen en abril; pero le mueve un deseo intenso de que Israel dé buenos frutos, a pesar de todas la evidencias. Tiene hambre del amor de su pueblo y de todos los hombres. Pero aquel pueblo es como la higuera que tiene muchas hojas y ningún fruto. Y surge la ira profética como el relámpago en un cielo de tormentas, y clama hablando con el árbol; y más aún, con su pueblo: “Que nunca jamás coma nadie fruto de ti” (Mc). Los discípulos escuchaban sorprendidos.
Al día siguiente, “por la mañana, al pasar, vieron que la higuera se había secado de raíz”. Un árbol frondoso y prometedor se había secado casi de repente. Jesús abre su alma y les explica algo esencial: el valor de la Fe y la importancia del perdón, y les contestó: “Tened Fe en Dios”.

EL DÍA DE LAS GRANDES CONTROVERSIAS
La noche del lunes fue como la del domingo: enseñanzas a los discípulos y mucha oración. Jesús está en máxima tensión. El ambiente de paz de Betania, ayuda a relajar los espíritus, pero Jesús no cede en su lucha y necesita rezar.
El martes acude al Templo por el camino tantas veces recorrido. Los rostros de los que le acompañan están serios; pero muchos quieren oír y ver al Maestro, al Hijo de David, al que resucitó a Lázaro, al que se ha proclamado Hijo del Padre Eterno. Este día todos los grupos que se oponen a Jesús van a unirse y a emplear sus armas dialécticas para destruirle. “Siguieron observando y le enviaron espías que simulaban ser justos para cogerle en alguna palabra y entregarlo al poder y jurisdicción del Gobernador” (Lc).

MIÉRCOLES SANTO
El miércoles, Jesús no acudió al Templo. Permaneció en Betania en una vigilia de oración. Todo lo que había de decir, ya lo había dicho.
Cristo les dice: “Sabéis que de aquí a dos días será la Pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado” (Mt). Sabe lo que va a suceder; sabe el día y la hora. Es consciente de que los clavos van a atravesar su carne, sabe que su cuerpo va a ser flagelado, escupido, deshonrado y, por fin, llegará una muerte cruel. Lo sabe, y no huye, porque esa afrenta va a ser convertida en un sacrificio en el que Él va a ser Sacerdote y víctima.
Va a pedir al Padre el perdón para todos, pero va a pedirlo pagando el precio de justicia de todos los pecados. El peso de todas nuestras faltas va a caer sobre Él. Jesús va a ser el inocente que paga por los pecados de aquellos a quienes ama. De esta manera, se manifiesta una Misericordia que tiene en cuenta la Justicia.
Y el miércoles es un día de oración intensa y sin descanso, rodeado del cariño de los suyos, aunque no de todos, pues Judas le odia.

Preparación de los Santos Óleos
El aceite para ungir a los Profetas, Sacerdotes y Reyes

Santos óleos

Rebeca Ortega Camacho

El próximo 24 de marzo, Jueves Santo, el Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, presidirá la “Misa Crismal” a las 10 horas en la Catedral Metropolitana. Además de la Renovación de las Promesas Sacerdotales, durante la Celebración se llevará a cabo el Rito de la Bendición de los Santos Óleos.

Elaboración del Aceite Santo
“Una cantidad aproximada de 180 litros de aceite de oliva extra virgen; nueve litros de tres diferentes esencias: nardo, jazmín y sándalo, traídas desde Monterrey; y conservador, son los ‘ingredientes’, que se utilizan para los Santos Óleos”, hizo saber el encargado de la preparación, José de Jesús Rubio González, responsable de la conservación de la Catedral de Guadalajara desde 2012.
Quince días antes se comienza la preparación para que el aceite de oliva, el conservador y las fragancias se mezclen. “Se fabrican los tres aceites; dos son del mismo preparado: aceite de olivo y conservador; pero el Crisma, que es aromático, lleva tres fragancias: nardo, jazmín y sándalo”.
El Miércoles Santo, las esencias, ya preparadas, se vierten en las Crismeras: seis vasijas especiales de plata, y son colocadas en la Capilla de la Soledad, dentro de la Catedral.
La Oficina de la Rectoría Catedralicia es el espacio donde se elabora tan preciado aceite, que el Jueves Santo es bendecido por el Arzobispo. Terminando la Misa Crismal, en el Templo Parroquial del Sagrario Metropolitano (contiguo a la Catedral), se distribuyen los Santos Óleos a representantes Laicos de todas las Parroquias que conforman la Arquidiócesis.
“La cantidad que se reparte depende de cada Parroquia; pero, generalmente, se maneja una cantidad estándar, y si en el transcurso del año les hace falta, pueden venir a la Rectoría de la Catedral y se les proporciona más”, afirmó Jesús Rubio.
El Sacristán de la Catedral, Miguel Ángel Pérez Castillo, comentó que la Liturgia de la Bendición de los Óleos para enfermos, catecúmenos, y el Santo Crisma, es muy hermosa. Además, en la Misa se reparte un cuadernillo con las oraciones para seguir la Celebración Eucarística.
También destacamos el trabajo del equipo de mantenimiento, que desde uno y medio meses antes, se dedica a restaurar y limpiar el recinto de una manera especial para que “en Semana Santa luzca la Catedral”.

Significado
Aceite de oliva: Es uno de los cuatro símbolos más importantes del Cristianismo, junto con el pan, el vino y el agua. El olivo es símbolo de paz y reconciliación, al identificarse con la paloma que trajo en su pico una ramita de olivo a Noé tras el Diluvio Universal, significando la reconciliación de Dios con los hombres. Asimismo, cuando Jesús de Nazareth entró en Jerusalén, el pueblo judío le recibió con ramas de olivo. Ésta es una tradición que se ha perpetuado hasta la actualidad y es rememorada cada Domingo de Ramos.
La Pasión y Muerte de Jesús también están relacionadas con el olivo, puesto que fue aprehendido mientras oraba en el Huerto de los Olivos, también denominado Getsemaní en hebreo, cuyo significado es “prensa de aceite”.
En el Cristianismo, el olivo también se identifica con la victoria, el triunfo de la vida sobre la muerte, y por ello los primeros cristianos ornamentaban sus tumbas con ramos de olivo.
Con el aceite de oliva se preparan tres tipos de Óleos Sagrados:

1. Óleo de los Enfermos: Está destinado al Sacramento de la Unción de Enfermos o Extremaunción. Se entiende el aceite de oliva como medicina, que consolará y fortalecerá al enfermo. En última instancia, simboliza la sanación definitiva que llegará con la resurrección.

2. Óleo de los Catecúmenos: Se utiliza en la Ordenación Sacerdotal para el servicio divino y en la consagración de los monarcas. También en los que van a ser bautizados para el rito, exorcizándolos y preparándoles para renacer en el Amor de Cristo. Está destinado a los actos de exorcismo que pretenden alejar al cristiano del Mal y del pecado.
3. Santo Crisma: Es un óleo mezclado con algún bálsamo o aroma. Está destinado a los Sacramentos del Bautismo y la Confirmación. También se emplea para la ordenación y consagración de Presbíteros y Obispos.

El Jueves Santo se celebra:
• La Última Cena
• El Lavatorio de los pies
• La Institución de la Eucaristía y del Sacerdocio
• La Oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.

En la mañana de este día, en todas las Catedrales de cada Diócesis, el Obispo reúne a los Sacerdotes en torno al Altar y, en una Misa Solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.
Dentro de la Misa vespertina, antes del Ofertorio, el Sacerdote celebrante toma una toalla y una bandeja con agua y lava los pies de doce fieles, recordando el mismo gesto de Jesús con sus Apóstoles en la Última Cena.

Misa vespertina de la Cena del Señor
Amar y servir

Catholic.net

La Liturgia del Jueves Santo es una invitación a profundizar concretamente en el Misterio de la Pasión de Cristo, ya que quien desee seguirle, tiene que sentarse a su mesa y, con máximo recogimiento, ser espectador de todo lo que aconteció ‘en la noche en que iban a entregarlo’. Y, por otro lado, el mismo Señor Jesús nos da un testimonio idóneo de la vocación al servicio del mundo y de la Iglesia, que tenemos todos los fieles, cuando decide lavarle los pies a sus discípulos.
Última Cena: Jesús instituyó el Sacrificio Eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre. Ofreció aquel día en el Cenáculo, el mismo Sacrificio que iba a ofrecer pocas horas más tarde en el Calvario: con anticipación, se entregó por todos los hombres bajo las apariencias de pan y vino.
La palabra sacrificio proviene del latín: “Sacrum facere”: hacer sagrado. Ofrezco algo a Dios y lo sacralizo.
El pan y el vino son fruto del trabajo del hombre, que los saca del trigo y de la uva, y se los ofrece a Dios como símbolo de su entrega. Y Dios nos los devuelve como alimento, convertido en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y así nos hacemos Cuerpo Místico de Cristo. Él nos hace suyos.
Lavatorio de pies: Cristo nos dio un gran ejemplo en la Última Cena, lavando los pies de sus Apóstoles. Nos enseñó que la labor del cristiano es ayudar a los demás con una actitud de servicio, amor y humildad. Hay que hacernos todo a todos para acercarlos a Cristo.
“Mientras estaban cenando, Jesús se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ciñó una toalla, echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies a sus discípulos” (Jn. 13, 2-5). Un gesto de servicio, porque ésta era una actividad reservada exclusivamente a los esclavos.
Jesús ha pasado su vida amando, sirviendo. Para Él, amar ha sido siempre mirar a la otra persona con ternura, viendo qué le hacía sufrir, y ayudarla a suprimir las causas de su dolor para que pudiera ser feliz.
Ahora siente que debe llegar al fondo. Si ese Amor, si ese servicio han de llevarle a la humillación, al desprecio, a ser considerado un esclavo…¡que así sea! No espera a que eso se produzca. Él da el paso: se hace esclavo por Amor.
Para un cristiano, el Lavatorio implica tres cosas principales: servicio, amor y humildad. Al terminar la Última Cena, Jesús se fue a orar al Huerto de los Olivos, donde llegaron a aprehenderlo.

La Visita de los Siete Templos
Acompañar a Cristo en el camino de su Pasión

Infografía 7 Templos

Román Ramírez Carrillo

Esta costumbre tiene, además de los elementos de nuestra religiosidad popular, grandes valores cristianos y humanos que hay que saber conservar y profundizar.
Acompañar a Jesucristo en el camino de la Pasión, nos permite vivir la solidaridad con el que sufre y está abandonado. En el Centro Histórico de Guadalajara, se favorece esta práctica devocional por la cercanía de los Templos.
Su recorrido nos ayudará a fomentar el dolor por nuestros pecados y la misma conversión comunitaria al Señor.
Esta tradición consiste en visitar siete Templos y hacer un momento de Oración en cada uno de ellos. Es un acto de desagravio por la injuria cometida a Nuestro Señor Jesucristo, de ser llevado de un lugar a otro para ser juzgado y luego crucificado. Recordemos que Jesús fue trasladado:

1. Del Huerto de los Olivos a la casa de Anás
2. De la casa de Anás a la casa de Caifás
3. De Caifás a Pilato
4. De Pilato a Herodes
5. De Herodes a Pilato
6. De Pilato al Enlosado
7. Del Enlosado al Gólgota.

La Visita a los Siete Templos, que hacemos el Jueves Santo, tiene como marco histórico el recuerdo de Jesús que fue llevado de una autoridad a otra para ser condenado a muerte. Es, por tanto, un acto de desagravio, en el que pedimos perdón a Dios por las ofensas que hicimos a Jesús al haberlo traicionado y entregado a las autoridades de aquella época.
Hoy, el Señor, presente en todos los pobres y desposeídos de nuestra sociedad, sigue siendo traicionado y entregado injustamente a la autoridad, y también sigue sufriendo en manos de quienes tienen poder que, sin respeto a la dignidad humana, maltratan a nuestros hermanos injustamente.
En esta devoción podemos acompañar a Nuestro Señor durante su recorrido ante cada una de las autoridades, reflexionando sobre la injusticia que padeció en todo su juicio, en el que fue condenado a muerte.
Es con estos recorridos que pueden apreciarse el arte sacro y sus diferentes, evidentes en los ingresos a la Catedral; en el juego de a tres ventanas por bóveda; las entradas pareadas de Santa María de Gracia; la influencia gótica en los cercamientos de las crucerías de la Catedral; su alzado de tres naves de la misma altura, y la mayoría de las bóvedas de los otros Templos.
Por ejemplo, el estilo barroco en San Felipe Neri y en Santa Mónica. El estilo mudéjar presente en la decoración del frontis de San Francisco de Asís; el plateresco, en el retablo del Templo de San Agustín; el barroco puro en el ingreso de San Agustín mismo, y en Aranzazú.

40 años del Viacrucis viviente de Santa Rosa de Lima
Rumbo al Calvario

Una de las tradiciones religiosas más arraigadas en nuestra Nación, es la Representación de La Pasión del Señor. En ella interviene todo el pueblo para crear un espectáculo visual en el que se reviven los últimos momentos de la vida de Jesucristo. Es una costumbre que sirve para recordar el Misterio Pascual de Cristo y, en definitiva, es una Catequesis viviente.

Viacrucis

Rebeca Ortega Camacho

El 25 de marzo, Viernes Santo, más de 40 feligreses de la Parroquia de Santa Rosa de Lima, del Fraccionamiento Las Águilas, en Zapopan, interpretarán el Viacrucis. Un recorrido de aproximadamente dos kilómetros, desde el Templo hasta el Cerro del Tesoro, donde se recrean las 14 Estaciones de los momentos cruciales de La Pasión de Jesucristo
Desde 1976, por iniciativa del señor Cura Daniel Jara Huízar, a lo largo de cuatro décadas se ha conservado y perfeccionado esta tradición popular que convoca a más de diez mil espectadores.
“El Viernes Santo es un día maravilloso para nosotros los católicos, porque se consuma nuestra Redención; y lo más importante, lo más céntrico, es la Celebración de La Pasión del Señor. Sin embargo, a mucha gente no deja de impactarle el Viacrucis y lo pone ciertamente como acto principal, que se efectúa por la mañana (a las 10); es viviente, personificado, porque va el Cristo, María, los soldados; sin embargo, ninguno de ellos habla, todos van representando. Una de las características del Viacrucis de la Parroquia es que las personas, en la Avenida Sierra de Tapalpa, participan y pueden escuchar todo el Viacrucis, desde su lugar, porque se coloca un promedio de 30 a 40 bocinas a lo largo del trayecto.
“Lo importante es la participación de la gente, con la conciencia de que es Cristo quien se entrega por nosotros. Ver la Representación mueve mucho el sentimiento; algunos interiorizan y les ayuda a la conversión”, señaló el señor Cura Rafael Ramírez Lamas, quien junto con el Vicario, Alejandro López López, organiza el Viacrucis en la comunidad.

14 años interpretando a Jesús
Luigi Lomelí Ortega cargará una cruz de 50 kilos por dos horas el Viernes Santo. Después de vivir La Pasión de Cristo, siguiendo los pasos del personaje principal es un gran privilegio.
“Soy de la comunidad y me integré por invitación del Padre Felipe González Castellanos (entonces Párroco). Durante el trayecto no hay momento difícil, es una fuerza, yo le digo divina, porque no siento nada de cansancio. Al terminar el Viacrucis, y por la tarde, puedo seguir participando en las actividades de la Parroquia”, dijo Luigi Lomelí, quien durante todo el año se prepara física y espiritualmente para interpretar a Jesús.
Otro personaje principal es la Virgen María, interpretada por Rosa Elba Morales Rocha, quien relató: “Me siento identificada con todo lo que están narrando, porque muchas cosas le están pasando a uno y al prójimo”.

Meditando el Misterio de nuestra Redención
Por la tarde del Viernes Santo, se realiza la Liturgia de la Adoración de la Cruz. No se celebra la Eucaristía en todo el mundo. El Altar aparece sin mantel, sin velas ni adornos, recordando la Muerte de Jesús.
La Celebración Litúrgica del Viernes empieza con un rito de entrada diferente de otros días: los Sacerdotes entran en silencio, sin canto, vestidos de color rojo, el color de la sangre, del martirio; se postran de bruces en el suelo, mientras la comunidad se arrodilla, y después de un breve lapso de silencio, dice la oración del día.
Después procede a la Celebración de la Palabra y se continúa con la Adoración de la Santa Cruz, que es presentada solemnemente a la comunidad, cantando tres veces la aclamación: “Mirad el árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la Salvación del Mundo. Venid a adorarlo”, y todos nos arrodillamos unos momentos cada vez.
Finalmente, la distribución de la Sagrada Comunión. Desde 1955, en la reforma que hizo el Papa Pío Xll, no sólo el Sacerdote -como hasta entonces- sino también los fieles pueden comulgar con el Cuerpo de Cristo, consumiendo hostias consagradas en días anteriores.

Marcha del Silencio
El día culmina con la “Marcha del Silencio”, que “es una profundización de nuestra Fe. Viene siendo el momento del silencio que queda después de la muerte de un ser querido. Dicho silencio es en el que se fragua la Vida; Cristo muere, pero resucita. Es una interiorización de nosotros como católicos de lo que Jesús hizo para librarnos del pecado y de la muerte”, puntualizó el Padre Rafael Ramírez.
En la Parroquia de Santa Rosa de Lima los feligreses se reúnen en tres diferentes puntos y caminan en silencio por las calles de Las Águilas hasta llegar al Templo para rezar el Rosario del Pésame. El Párroco reveló que la participación es muy buena, principalmente de jóvenes y personas de la tercera edad.

Tradición centenaria de valor religioso
Cristos Tendidos

Más de 10 mil personas visitan los altares erigidos en casas particulares del pueblo de San Martin de Hidalgo, Jalisco, para rendir culto a Jesús Crucificado, una de las tradiciones más antiguas de la Semana Santa en la Arquidiócesis de Guadalajara.

Tendido de Cristos 1

Sr. Cura Vicente Rodríguez Solano,
Párroco de San Martín Obispo

Es difícil decir con precisión cuándo se inició esta tradición, y sólo mediante la historia oral se han venido reconstruyendo sus orígenes. Lo cierto es que muchas de las sagradas imágenes (Cristos) han sido heredadas de generación en generación, y existen algunas que tienen 200 y hasta 300 años de antigüedad. Hemos de saber que varios de estos Cristos han obrado muchos favores y milagros, y casi la mayoría se tienden en los viejos Barrios de La Flecha y La Tapatía.
“Las actividades con respecto al Tendido de Cristos inician el Miércoles Santo, cuando se hace ‘el baño de Cristos’, una ceremonia que culmina con la Misa de las 19 horas, donde también se bendicen los cendales (manta que cubre al Crucificado desde su cintura hasta los muslos). Después se realiza una Procesión con los Cristos, acompañados por sus dueños y varones o padrinos. Este varón representa a José de Arimatea, quien, como es sabido, era una persona justa muy allegada a Jesús, y fue precisamente quien solicitó el permiso para que el Cuerpo recién crucificado fuera sepultado”.
Esta tradición se lleva a cabo de la siguiente manera: en las casas donde se tiende el Cristo, la habitación principal se convierte por un día en una pequeña Capilla: el piso se cubre con hojas de laurel de cerro, alfalfa y trébol; y ramas de sabino, jaral y sáuz, que servirán para cubrir los muros y, al mismo tiempo, de fondo para el altar.
Sobre el altar se colocan diferentes elementos: incienso, copal, velas, veladoras, naranjas agrias y flores de papel o naturales, así como los germinados o ‘nacidos’ que se preparan desde el ‘Viernes de Lázaro’ (15 días antes), con lo cual se solicita el buen temporal, y no debe faltar la presencia de la Virgen de los Dolores. A los visitantes se les ofrece: calabaza cocida, chilacayote, aguas frescas y tamales de cuala.
Las sagradas imágenes están hechas de diversos materiales, desde aquellas a las que se les atribuye procedencia divina, como el caso del Señor del Mezquite, hasta las que son de pasta de maíz; sus tamaños van de los 22 centímetros a los 1.80 metros.
Durante la noche, después de recibir las visitas, las familias propietarias de los Cristos velan la sagrada imagen como si se tratara de un ser querido. Al llegar la mañana del Sábado Santo, se efectúa la ceremonia de levantar al Cristo de su altar, lo cual se inicia a las 8 horas. El varón reza ante la sagrada imagen, pide bendiciones y favores para toda la familia y entrega el Cristo a la señora de la casa; luego se procede a recoger todos los elementos que conforman el altar.
Es una tradición única en México y en el mundo. Por lo tanto, sintámonos orgullosos y a la vez comprometidos hacia nuestro pueblo, para seguir dando vida a esta costumbre que ha venido de nuestros ancestros y que nos da identidad. Vivamos el Viernes Santo con mucho respeto.
San Martín de Hidalgo está ubicado en el Centro del Estado, en la Región Valles, a 95 kilómetros de Guadalajara.

Sábado Santo
Día de reflexión y silencio

Sábado Santo - opción 2

Pbro. Enrique Cases
Fuente: Catholic.net

“El Sábado Santo es un día de oración junto a la tumba, esperando la Resurrección. Es día de reflexión y silencio. Es la preparación para la celebración de la Vigilia Pascual”.

El sufrimiento de María
“Al anochecer del viernes comienza el descanso sabático. Es el Día de la Soledad de María. Para Ella sigue la Pasión en su alma. Sufre y no hay dolor como su dolor. Cada uno de los gestos de su Hijo se le hace presente; sus quejidos, sus palabras. El gran grito de triunfo y dolor le llena su interior. Sabe que ha triunfado. Pero Ella está sola, pues Él no está con Ella, aunque piensa en sus palabras: “al Tercer día resucitaré”, y se aferra a ellas. Es difícil creer. Ha visto el Cuerpo muerto de su Hijo. Hace falta mucha Fe para creer que va a resucitar, y se hace la oscuridad en el alma de María.
“Experimenta el abandono como lo experimentó Jesús. El Padre calla y la Madre se convierte en la única creyente. Su Fe es la de una nueva Eva que cree contra todas las evidencias de los sentidos y de la experiencia. Y las horas del sábado transcurren lentas, con oración como la de Getsemaní. Pasa la noche del sábado, minuto a minuto, y la oración no cesa en la que nunca cesó de creer”.

Vigilia Pascual
Por la noche se lleva a cabo la Celebración de la Vigilia Pascual. Dicha Solemnidad se conforma de tres partes: 1. Celebración del Fuego Nuevo; 2. Liturgia de la Palabra, y 3. Liturgia Bautismal.
“Cristo vence a la muerte, Cristo resucita; por eso en la Celebración se leen nueve Lecturas que tienen secuencia, recordándonos la Historia de la Salvación”, apuntó el señor Cura Rafael Ramírez Lamas. También informó de las actividades de ese día en Santa Rosa de Lima. A las nueve de la noche se desarrolla la Celebración, en la Avenida (18 de Marzo), afuera del Templo Parroquial, donde participan unas 2 mil 500 personas. Al finalizar la Misa, se rifa entre los asistentes el Cirio Pascual que fue reemplazado.

Domingo de Resurrección o de Pascua
Es la Fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra Religión.
Cristo triunfó sobre la muerte, y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual, que representa la Luz de Cristo Resucitado, y que permanecerá prendido hasta el día de La Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas, entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas Apariciones de Jesucristo a sus Apóstoles.
San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra Fe” (I Corintios 15,14).

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