Peña Nieto, contra la Familia

No existe un solo Tratado o Pacto Internacional de Derechos Humanos que hable de un derecho al “matrimonio” homosexual

Fernando Guzmán

Lic. Fernando Antonio Guzmán Pérez Peláez

Sin duda, la experiencia más maravillosa en la vida de un hombre o de una mujer es la de ser padre o madre y poder contemplar el primer llanto y después la hermosa paz de un niño o una niña que ve por primera vez la luz del día fuera del vientre materno.
Esa enorme dicha de una nueva vida, de la que se fue partícipe como mamá o como papá, no es comparable a nada en la vida de una persona, y lo sabemos todos los que lo hemos vivido.
El recién nacido que aprieta con su manita el dedo de mamá o de papá, y que será a lo largo de los años fuente de enormes retos y también de angustias y emociones extraordinarias en la aventura de la maternidad y la paternidad, será también la inspiración del aliento en el trabajo y el esfuerzo de superación y crecimiento que implica formar una familia y pasar del tú y yo al nosotros.
Al final del camino de la vida nos damos cuenta de que no nos llevaremos nada al partir y que en el camino recorrido quedarán solamente nuestras obras, y los gestos de amor que podamos haber hecho en favor de los demás, y especialmente en nuestros hijos, en quienes podemos trascender.
Pues bien, contra ese tesoro, fruto de nuestras entrañas, nuestros hijos, atenta la reforma de Peña Nieto, y no podemos permitirlo.
Sin detenerse siquiera a valorar lo que ha sido la primera Iniciativa Ciudadana en este país, avalada por más de 230,000 firmas de ciudadanos libres para promover la reforma a la Artículo 4º Constitucional, a fin de: proteger el matrimonio natural hombre-mujer; la célula base de la Sociedad, que es la Familia; el derecho de los padres a la educación de sus hijos conforme a sus valores y convicciones, y el derecho de los niños huérfanos o abandonados a tener un padre y una madre, así como que las políticas públicas protejan y promuevan a la Familia en nuestra Patria.
La reforma anunciada por el Presidente el martes 17 de mayo es todo un paquete que implica las siguientes acciones que apuntan a la destrucción del Matrimonio y la Familia:
1. Reformar la Constitución, para permitir el “matrimonio” entre personas del mismo sexo.
2. Reformar el Código Civil Federal para autorizar la adopción de infantes por parte de parejas del mismo sexo.
3. Autorizar el cambio de sexo de cualquier persona mediante una simple declaración, al Registro Civil correspondiente, de que es su voluntad.
Extender el divorcio exprés o sin causa a todo el país.
Abrir el registro en los pasaportes que expida la Secretaría de Relaciones Exteriores para cualquier tipo de género.
4. Instruir, a todo el sistema educativo nacional, para promover la cultura de género, la diversidad y la no discriminación por preferencias sexuales.
5. Sancionar, a través del Conapred, todo acto en lo público y lo privado, de discriminación.

NO HAY ARGUMENTO QUE VALGA
En cuanto al “matrimonio” de personas del mismo sexo, a pesar del amplio rechazo a las resoluciones de la Suprema Corte, el Presidente envía ahora esta Iniciativa para darles nivel constitucional, sin que exista un solo Tratado o Pacto Internacional de Derechos Humanos que hable de un derecho al “matrimonio” homosexual y cuando el Tribunal de Estrasburgo, el más importante del mundo en Derechos Humanos, que agrupa a 47 naciones, incluyendo todas las de la Unión Europea, ha resuelto que no existe discriminación si un Estado establece que el matrimonio es entre hombre y mujer, porque biológica y sexualmente son distintos y complementarios.
El paquete de reformas de Peña es un golpe devastador en contra de la familia, del matrimonio, de los hijos, de su educación y los valores esenciales de los mexicanos, y es, sin duda, un ataque contra los verdaderos Derechos Humanos.
Con el impulso de la política de género en la educación, se provocará en nuestros hijos una confusión mental y sexual, ya que promoverán el cambio de sexo desde la más tierna edad, además de la exploración sexual sin referentes integrales de acuerdo a la edad y madurez de nuestros niños.
A los papás, Maestros y Educadores que se atrevan a disentir de este impulso y aplicación de las políticas de género en el sistema educativo nacional, se les acusará y procesará de discriminación e intolerancia, serán multados y sometidos a los Tribunales. Los padres podrán ser separados de los hijos, y el Estado impondrá la dictadura de género. Ése es el futuro que nos espera, de aprobarse esta Reforma.
Al final del camino, cuando entreguemos cuentas de nuestras actuaciones, no podemos dar excusas ni esquivar el peso de nuestros propios actos y nuestra conciencia. Ahí habrán de transparentarse las acciones y cada quien recibirá su sentencia. La Misericordia del Señor es eterna es inagotable, pero es del tamaño de su Justicia. Quien corrompa a un inocente pagará las consecuencias, y quien no alce la voz para defender al inocente, también habrá de dar su propia cuenta.
Como dijera Dante: “El lugar más caliente en el Infierno está reservado para quienes, en un período de crisis moral, se mantienen neutrales”.

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