Propuestas del Gobierno distraen problemas reales

¿No hay problemas más graves?

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Cardenal Juan Sandoval Íñiguez
Arzobispo Emérito de Guadalajara

Voy a hacer un comentario sobre las últimas mociones de nuestro señor Presidente, Enrique Peña Nieto. Primero habló de la mariguana, y la aprobó, con veintitantos gramos como dosis personal, y ahora sale con el “matrimonio” entre homosexuales y, por supuesto, la adopción, para mandar las Iniciativas al Congreso y que legislen.
Mi pregunta es esta: ¿Qué no hay problemas más graves y serios en México como para estar preocupándose por estas cosas de minorías o de vicios?, ¿no hay problemas tan graves en México como la pobreza creciente; la corrupción generalizada, sobre todo en las esferas del Gobierno, con descaro y desvergüenza; los cárteles; la droga; los asesinatos; los secuestros; la educación de ínfima calidad; los maestros descontentos, politizados y ausentes de las aulas, etcétera? ¡Cómo es posible que el Presidente de un gran país como es México, se ocupe de estas cosas para ganar, seguramente, alguna popularidad, y descuide los graves problemas que nos agobian!
O también me pregunto: ¿Es tan fuerte la presión que viene de afuera? Porque ésta es una agenda internacional, la de acabar con la Moral, con el Matrimonio como obra de Dios; es una agenda internacional que pretende acabar con la Cultura Cristiana de Occidente, razón por la cual a los Gobiernos los presionan, los obligan, más a los Gobiernos débiles y endeudados, como el nuestro; Gobiernos desarticulados, incapaces de ofrecer una resistencia seria a esta andanada de inmoralidad que viene de fuera.
¿O será acaso una distracción?, ¿habrá otros problemas, otras ‘movidas’ peores por ahí, y nos están distrayendo con ocuparnos de la unión de estas personas? Las personas homosexuales tienen derecho a vivir como ellas quieran, a escoger lo que les parezca o les guste, y el Gobierno puede darles un estatuto, alguna forma jurídica de asociación, pero no tienen derecho a pretender el matrimonio, porque el matrimonio es otra cosa; es lo que es: la unión de un hombre y una mujer. Hágaseles un estatuto propio, y que vivan como quieran.

LEYES, EN ENTREDICHO
El Presidente, con estas mociones, está a favor de una minoría, porque los homosexuales son minoría; eso no puede negarse, y está en contra del sentir de la mayoría del pueblo de México, que es sensata, tiene la cabeza en su lugar, tiene sentido de la moralidad y no aprueba esas pretensiones.
Acerca de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, me llama la atención que, de un tiempo para acá, no solamente juzga, porque para eso está, sino que también legisla, y presenta mociones y propuestas de carácter nacional. La Suprema Corte no es para legislar; legislan la Cámara de Diputados y el Senado de la República; la Suprema Corte es para juzgar asuntos graves. Además, está sofocando la democracia, diciendo que la Iglesia se calle, que no opine. La Iglesia es una abstracción, pero lo concreto somos la mayoría de católicos; quien habla y opina no es una abstracción, sino somos los católicos mexicanos, una mayoría que tiene derecho a hablar, a lo menos, en el marco de un régimen democrático, que es el que se supone que estamos, aunque sea de fachada.
Tenemos derecho a hablar y a expresar nuestros puntos de vista. ¿Entonces, la Suprema Corte por qué dice que la Iglesia se calle? Tenemos derecho a expresar nuestro punto de vista. Ya cuando se llegue a un Estado totalitario, hacia el cual se encamina México a pasos agigantados, entonces van a quitarle al pueblo el derecho a opinar.
Parece que la Suprema Corte manda, y eso es triste; no debe de mandar, porque hasta el Presidente de la República, cuando lanza estas Iniciativas, está cumplimentando, dijo él, las propuestas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ¿Entonces, quién manda? ¿Quién es el Presidente? ¿Dónde está la división de Poderes para que cada quien haga lo suyo y no se brinque, no se meta en atribuciones que no le corresponden?
Es triste y lamentable que, en medio de todos los males de carácter económico, social, y de justicia, todavía vengan nuestras Autoridades a tratar de descomponer la obra de Dios, que es el matrimonio tal como el Señor lo pensó; la sociedad más antigua, anterior a los mismos Estados. La sociedad primitiva, más sana y más provechosa para la Humanidad, es la familia, conformada por padre, madre e hijos, donde la vida se da, y en cuyo seno la vida se cuida con amor y responsabilidad.
Que Dios Nuestro Señor nos ilumine a todos, y que la Virgen de Guadalupe, Dueña y Patrona de esta Patria nuestra, nos ampare de lo que pueda venir.

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