Gilberto HERNÁNDEZ GARCÍA | Editor |
El pasado 25 de mayo representantes de un grupo opositor que exigía la renuncia de la presidenta municipal de Chenaló, Chiapas, se reunieron con miembros del Congreso del estado, en las instalaciones de la Curia de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas (SCLC), con la mediación del Vicario de Justicia y Paz, fray Gonzalo Ituarte, en la búsqueda de una salida al conflicto. Sin embargo, un grupo de personas irrumpieron en la curia con palos y piedras, amenazando a los presentes, y secuestraron a dos diputados presentes en la reunión.
La diócesis de San Cristóbal ha manifestado su indignación ante tales hechos: “Sentimos que no haya sido el diálogo, sino la violencia y el secuestro de persona el camino que han tomado los autores intelectuales y materiales para tratar este caso. Sentimos que no se haya respetado la sede de la Curia Diocesana, como recinto de búsqueda de paz y de justicia”, señala un comunicado.
Los hechos
El conflicto poselectoral lleva más de medio año y, entre las razones que se han esgrimido es que la comunidad no quiere que sea una mujer la que los gobierne, así como por la mala gestión que ha venido realizando Rosa Pérez Pérez al frente del municipio.
El señalado día, el presidente del Congreso del Estado, Eduardo Ramírez Aguilar y el diputado Carlos Penagos y una persona más, fueron llevados a la cabecera municipal de Chenaló, a unos 30 kilómetros deSan Cristóbal, y la multitud reunida amenazó con lincharlos si no cumplían con su exigencia de destituir a la alcaldeza. Finalmente, de manera por demás arbitraria el Congreso local destituyó a Pérez Pérez y reconoció como sustituto al síndico Miguel Sántiz Álvarez, quien, dicho sea de paso, ha sido el líder en el movimiento contra la ahora ex presidenta municipal.
El mismo día de la toma de posesión de las nuevas autoridades, partidarios de la ex alcaldesa y del sustituto se enfrentaron en el ejido Puebla, con resultado de dos muertos, varios lesionados y decenas de desplazados.
Mediación de la diócesis de SCLC
En el comunicado de la diócesis, los obispos Felipe Arizmendi y su coadjutor, Enrique Díaz, así como el padre Gonzalo Ituarte, explican que por los problemas políticos y sociales que surgieron en Chenalhó, por las inconformidades de algunas personas contra la presidenta municipal y por el peligroso clima de violencia que se presentaba, un grupo de ciudadanos solicitó a la diócesis el servicio de mediación para que hubiera diálogos entre ellos y las autoridades del Congreso y del gobierno estatal. Y que sin dudar aceptaron dar este servicio como una colaboración para encontrar la paz, la justicia y la reconciliación.
En el texto se expresa que ni en los años 1994-95, durante el alzamiento armado indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hubo esas faltas de respeto, cuando los diálogos de paz se realizaron en la catedral de SCLC.
Los obispos de SCLC hicieron un fuerte llamado a los ciudadanos de Chenalhó para “que esta rivalidad innecesaria”, que se remonta a 1997 -con el triste caso y saldo de Acteal- termine, porque “como hermanos, tenemos que respetarnos unos a otros, no hacer daño a nadie solo por pensar diferente a nosotros, y buscar el bien común”. Además instaron a las autoridades para que intervengan para “no hacer crecer la irritación social que es difícil de controlar”.
Sin embargo la respuesta del gobierno del estado, como ya ha acostumbrado ante hechos similares, se ha limitado a enviar un gran contingente de fuerzas de seguridad para hacer frente a la situación, pero no ha sentado bases claras y efectivas para una solución dialogada y pacífica.
Monseñor Arizmendi y su coadjutor han exhortado a los grupos contrarios a “respetarse como hermanos, a no quemar casas ni utilizar armas y otros objetos para dañar a los demás. La mayoría son creyentes en la Palabra de Dios, que nos invita al perdón y al amor mutuo. Somos diferentes, pero todos hijas e hijos del mismo Padre Dios”.
Los obispos y el vicario manifestaron su disposición como diócesis para trabajar siempre a favor de la paz y coadyuvar en todos los diálogos que conduzcan a ella. Y que están analizando si pueden seguir ofreciendo sus instalaciones para estos diálogos, pues no cuentan con personal y medios para evitar que sucedan hechos violentos como el pasado.
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