Hoy es la fiesta de San Juan de Sahagún, predicador agustino

REDACCIÓN CENTRAL, 12 Jun. 21 (ACI Prensa).- San Juan de Sahagún fue un eremita y predicador español de la Orden de Ermitaños de San Agustín que vivió durante el siglo XV. Canonizado en 1690, fue declarado por el Papa Pío IX como patrón único de Salamanca, España, en 1868, ciudad que, de acuerdo a la tradición, fue librada de la peste del tifus negro gracias a su intercesión.

Juan González nació en el municipio de Sahagún, España, en 1430; fue hijo de Juan González del Castrillo y Sancha Martínez, esposos poseedores de buena fortuna. Los monjes benedictinos en el Monasterio de San Benito de Sahagún se encargaron de su educación, y como demostró inclinación hacia el sacerdocio, el Obispo de Burgos le permitió seguir los estudios sacerdotales.

Fue ordenado presbítero en 1454, cuando tenía 23 años de edad; después de lo cual fue nombrado secretario y canónigo de la catedral de Burgos. Cuatro años más tarde, concluyó los estudios de teología en la Universidad de Salamanca.

A fines del 1462 o principios del 1463, cayó enfermo, quizá a consecuencia de su austero modo de vida, por lo que tuvo que ser sometido a una cirugía. En aquellos días, un procedimiento de esa naturaleza era un riesgo casi invencible, considerando, para empezar, que ni los diagnósticos eran confiables debido a la precariedad de la medicina. Juan se encomendó al Señor y le prometió que, si lograba sobrevivir, buscaría con ganas renovadas sus planes. La operación resultó bien y Juan se recuperó.

Una de las cosas que había considerado Juan durante su enfermedad era hacerse religioso. Sano y con fuerza de nuevo, no tardó en enrumbarse por ese camino. Así, el 28 de junio del año 1463 empezó a vestir el hábito agustino en el célebre convento de San Agustín de Salamanca, y un año después se incorporó definitivamente a la orden por medio de la profesión solemne.

Juan se volvió un predicador muy elocuente y sus sermones empezaron a ayudar a muchas personas. El valor que mostraba desde el púlpito tocó el corazón de muchos: los pobres se reconocían dignos y los ricos también, todos cuestionados en aquello que los separaba de Dios. Ahí donde Juan sabía de alguna injusticia, la denunciaba sin rubor, como cuando tuvo noticia del maltrato de algunas familias pudientes con sus sirvientes y trabajadores.

Sus preferidos eran los huérfanos, enfermos, necesitados y ancianos, para los que recogía limosnas y buscaba albergues o asilos. A las muchachas en peligro les conseguía familias dignas que les dieran sanas ocupaciones y las protegieran.

De él se recuerdan en Salamanca dos milagros. El primero ocurrió cuando un niño se cayó a un pozo profundo y Juan echó su cíngulo para salvarlo. El cíngulo llegó hasta donde el niño pudo tomarlo, pero el pequeño ya no tenía fuerzas para asirse. Entonces, el Santo hizo subir el nivel del agua hasta que el niño alcanzó la superficie. La gente se puso a gritar "¡Milagro! ¡Milagro!", pero él se escondió para no causar ningún alboroto mayor.

El otro milagro que se recuerda sucedió cuando un toro bravo se había escapado y corría por las calles de Salamanca sembrando el terror. Juan lo detuvo y amansó diciéndole: "Tente, necio".

Nuestro Santo murió envenenado a los 49 años de edad, en 1479. Se dice que fue víctima de una conspiración arreglada por una mujer adúltera, llena de odio contra San Juan, porque su amante decidió apartarse de ella al escuchar uno de sus sermones. Fue beatificado por el Papa Clemente VIII en 1601 y canonizado por el Papa Alejandro VIII en 1691. Su festividad se conmemora el 12 de junio.

Los artistas suelen representarlo con la Eucaristía en una mano, contemplando a Jesús Sacramentado.

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