Alonso García de la Puente es director del departamento psicosocial del Hospital de Cuidados Laguna, Madrid (España) participó en el ciclo “Haciéndote preguntas” organizado por el diario ABC y la Fundación CEU San Pablo y con el que se pretende dar respuesta “a los grandes temas que preocupan a la sociedad actual”.
García de la Puente explicó que su trabajo consiste en “acompañar a personas al final de su vida” y que “cuando los médicos no pueden curar, lo que sí podemos seguir haciendo es cuidar a esa persona. Y lo hacemos dando medicamentos para intentar aliviar el dolor y el sufrimiento lo máximo posible”.
El director del departamento psicosocial del Hospital de Cuidados Laguna puso como ejemplo, que “cuando estás de vacaciones y tu madre te dice “nos vamos mañana”, aprovechamos esos minutos que nos quedan y los vivimos con más intensidad y con más ganas. Eso es lo que hacemos con las personas en los paliativos: acompañar en ese momento para que con los medicamentos, la persona pueda estar mejor. Y el resto del equipo podamos ayudar a esa persona a que disfrute, con toda la pasión y toda la energía que le queda, viva esos últimos momentos de su vida”.
Preguntado por si no sería mejor poner fin al sufrimiento, García de la Puente explicó que eutanasia significa etimológicamente “buena muerte” pero que “la porpia palabra es un disfraz”.
Porque “a cualquiera que se lo preguntes la muerte buena es estar rodeado de los tuyos, en tu casa, agarrado a una mano. No se imaginan un final en que alguien acaba con otro alguien. Me cuesta admitir que otro venga a decir que la manera de ser compasivo es acabar con su vida”.
Y recordó el caso de un paciente que llegó a su hospital “en situación de últimas horas”. “Había sido un maltratador. Había pegado a su mujer y a sus hijos. Pero creamos un espacio en el que él pudo hablar de su vida y se dio cuenta de que tenía que pedir perdón a su familia. Le costó muchísimo, pero lo pudo hacer. Sobrevivió 2 años más y aprovecho su vida hasta el último día. Él de pequeño fue huérfano, vivió la posguerra, de adulto creó su propio infierno. En su vida vivió sólo dos años, que fueron esos últimos, pero los vivió”, aseguró.
Sobre los cuidados que se ofrecen a los enfermos en la recta final de la vida, García de la Puente explicó que aunque parezca que no podemos hacer nada, porque el paciente no va a recuperar la salud, sí se pueden hacer muchas cosas como “dar un beso, susurrar palabras de cariño, acompañar y sobre todo estar, que es lo más importante”.
“Tengo un recuerdo de una paciente que no se atrevía a decirlo porqeu pensaba que la iban a tachar de loca. Pero un día me dijo que desde su habitación veía una colina y soñaba cada día que iba allí a gritar al mundo “gracias”. Así que la cogí en una silla de ruedas, subimos la colina por un camino de piedras imposible y cuando estábamos arriba, viendo todo Madrid, ella comenzó a gritar y a dar gracias por el sol, por cada día, por las flores… Y aprendí ese día de qué iba la vida. Que va de esas cosas”, afirmó.
En relación con la fe y la muerte, García de la Puente aseguró que tanto desde su experiencia personal como las investigaciones avalan que “las personas con fe mueren mejor que los que no tienen fe”.
“Yo era ateo militante, y fue en mi hospital viendo como la gente se quería, se despedía y se amaba… Y viendo de manera palpable que habían trabajado su fe a través de la religión, y que morían mejor que las personas que no. Eso me hizo saltar las alertas y a partir de ahí empezar a trabajar para poder enfrentarme no a mi muerte, sino a lo que ha sido mi vida”, explicó.
En opinión de García de la Puente, la celeridad a la hora de aprobar la ley de eutanasia en España “no responde a la necsidad de los pacientes” ya que según una estadistica publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, tan sólo “el 3% de pacientes en situacion paliativa solicitan la eutanasia y de ése 3%, solo el 1% la sigue solicitando cuando reciben cuidados paliativos. Ahí es donde está el debate”.
“Animaria a los legisladores a que se acerque a mi hospital o a cualquier hospital donde se ofrezcan cuidados paliativos y que vean lo que vivimos, la necesidad real que tienen los pacientes es la de aliviar el sufrimiento, de que la sociedad siga preocupandose y ocupándose de ellos”.
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