En su conferencia titulada “Reflexiones sobre la Iglesia y las nuevas religiones de Estados Unidos”, ofrecida este jueves 4 de noviembre en el marco del Congreso de Católicos y Vida Pública que se realiza en Madrid (España), el Prelado también ofreció algunos medios concretos para hacer frente a estas ideologías.
La palabra woke, que puede traducirse del inglés al español como “despierto”, comenzó a usarse en Estados Unidos como una referencia a la conciencia sobre el racismo. Poco a poco se fue extendiendo a otros campos como la desigualdad social desde la perspectiva de la izquierda, la ideología de género, el lobby LGBT y el feminismo radical.
El Arzobispo explica que las “nuevas religiones” de la política surgen en medio de un mundo que está cada vez más secularizado y en donde existe “cierto tipo de líderes elitistas que se interesan poco por la religión y no tienen verdaderos vínculos con las naciones en las que ellos viven o con las tradiciones o culturas locales”.
“Desde el punto de vista de ellos, la religión, y especialmente el cristianismo, es algo que solo es un estorbo para el tipo de sociedad que ellos esperan construir”, resaltó.
En esta sociedad, el espacio para la Iglesia Católica y los cristianos “se está reduciendo. Las instituciones eclesiásticas y las empresas cuyos propietarios son cristianos, son cada vez más desafiadas y hostigadas. Lo mismo sucede con los cristianos que trabajan en la educación, la atención médica, el gobierno y otros sectores”.
“Se dice que tener ciertas creencias cristianas es una amenaza para las libertades y hasta para la seguridad de otros grupos de nuestras sociedades”, agregó.
Esta situación se ha “acelerado” con la pandemia del coronavirus, lo que ha hecho que algunos procesos que podrían haber tomado décadas, se dieran en estos últimos años.
“Los nuevos movimientos e ideologías sociales de los que hoy hablamos fueron sembrados y preparados durante muchos años en nuestras universidades e instituciones culturales”, resaltó.
“Las nuevas religiones políticas de Estados Unidos”“Creo que la mejor manera de que la Iglesia entienda lo que son los nuevos movimientos de justicia social es considerarlos como pseudo religiones, e incluso como reemplazos y rivales de las creencias cristianas tradicionales”, resaltó el Arzobispo.
“Con el colapso de la cosmovisión judeocristiana y el surgimiento del secularismo, los sistemas de creencias políticas basados en la justicia social y en la identidad personal han llegado a llenar el espacio que alguna vez ocuparon las creencias y prácticas cristianas”.
El Prelado indicó que “como sea que llamemos a estos movimientos —‘justicia social’, ‘cultura woke’, ‘política identitaria’, ‘interseccionalidad’, ‘ideología sucesora’— estos afirman ofrecer lo que la religión proporciona”.
Sobre el movimiento o cultura woke, Mons. Gomez dijo que este “dice algo como: No podemos saber de dónde venimos, pero somos conscientes de que tenemos intereses comunes con quienes comparten nuestro color de piel o nuestra posición en la sociedad”.
“Y también, somos conscientes, con mucho dolor, de que nuestro grupo está sufriendo y está siendo alienado, y esto pasa, sin culpa nuestra. La causa de nuestra infelicidad es que somos víctimas de la opresión de otros grupos de la sociedad”.
Este movimiento afirma asimismo que se consigue “la liberación y la redención a través de nuestra lucha constante contra nuestros opresores, librando una batalla por el poder político y cultural, en nombre de la creación de una sociedad equitativa”.
El Arzobispo de Los Ángeles refirió que este es “un discurso poderoso y atractivo para millones de personas, tanto en la sociedad estadounidense, como en las sociedades de todo Occidente” que ahora se enseña en universidades y escuelas públicas de Estados Unidos.
“Esta historia obtiene su fuerza debido a la sencillez de sus explicaciones: el mundo está dividido en inocentes y víctimas, aliados y enemigos, pero esta narrativa es también atractiva porque, como dije antes, responde a necesidades y sufrimientos humanos reales. La gente está sufriendo, se siente discriminada y excluida de las oportunidades que hay en la sociedad”.
El Prelado destacó que ante esta realidad no se puede olvidar que “muchos de los que se adhieren a estos nuevos movimientos y sistemas de creencias están motivados por intenciones nobles” y “quieren cambiar las condiciones de la sociedad que niegan a los hombres y mujeres de los derechos y oportunidades para tener una vida digna”.
Sin embargo, esto solo se puede cambiar con Dios, subrayó.
“Solo podemos edificar una sociedad justa sobre la base de la verdad sobre Dios y sobre la naturaleza humana”, una enseñanza que han explicado en distintas oportunidades los Papas como Benedicto XVI y Francisco.
Teorías e ideologías ateasMons. Gomez advirtió que “las teorías e ideologías críticas de hoy son profundamente ateas. Niegan el alma, así como también la dimensión espiritual y trascendente de la naturaleza humana; o piensan que eso es irrelevante para la felicidad humana”.
Esas corrientes también “reducen lo que significa ser humano a cualidades esencialmente físicas como el color de nuestra piel, nuestro sexo, nuestras nociones de género, origen étnico y posición en la sociedad”.
Sin duda, continuó, “podemos ver que se trata de algunos elementos de la teología de la liberación, arraigada en una visión cultural marxista. Se parecen mucho también a varias herejías y evangelios falsos que encontramos a lo largo de la historia de la Iglesia. Como los maniqueos, estos movimientos ven el mundo como una lucha entre el bien y el mal, lo justo contra lo injusto”.
“Y como los gnósticos, rechazan la creación y el cuerpo, creyendo que los seres humanos pueden llegar a hacer de sí mismos lo que ellos quieran”.
El Prelado alertó asimismo que “estos movimientos son también pelagianos, pues creen que la redención puede lograrse a través de nuestros propios esfuerzos humanos, sin tener en cuenta a Dios”.
Finalmente, “estos movimientos son utópicos, porque parece que creen que podemos crear una especie de ‘cielo en la tierra’, una sociedad perfecta, a través del poder político”.
El Arzobispo dijo luego que “es importante que la Iglesia comprenda y enfoque estos nuevos movimientos, no en términos sociales o políticos, sino como peligrosos sustitutos de la verdadera religión”.
“Al negar a Dios, estos nuevos movimientos han perdido la verdad sobre la persona humana. Esto explica su extremismo y su duro, intransigente e implacable enfoque de la política”, destacó.
¿Qué hacer?“Mi respuesta es sencilla. Necesitamos proclamar a Jesucristo. Proclamarlo audazmente, con creatividad. Necesitamos narrar nuestra historia de salvación de una manera nueva. Con caridad y confianza, sin miedo. Ésta es la misión de la Iglesia para todas las épocas y para todos los momentos culturales”, dijo el Arzobispo de Los Ángeles.
“No deberíamos dejarnos intimidar por estas nuevas religiones de justicia social y de identidad política. El Evangelio sigue siendo la fuerza más poderosa de cambio social que jamás haya existido en el mundo. Y la Iglesia ha sido ‘antirracista’ desde el principio. Todos están incluidos dentro de su mensaje de salvación”.
El Prelado de origen mexicano señaló que “Jesucristo vino a anunciar la nueva creación, vino a anunciar al hombre nuevo y a la mujer nueva, dotados de la capacidad de llegar a ser hijos de Dios, de ser renovados a imagen de su Creador”.
El Arzobispo reconoció que “en la Iglesia no siempre hemos estado a la altura de esos hermosos principios, ni hemos cumplido plenamente la misión que nos fue confiada por Cristo, pero el mundo no necesita una nueva religión secular para reemplazar al cristianismo”.
“Más bien, necesita que ustedes y yo seamos mejores testigos, mejores cristianos. Empecemos por perdonar, por amar, por sacrificarnos por los demás, desechando los venenos espirituales como son el resentimiento y la envidia”.
El Prelado alertó sobre el peligro de “deslizarnos hacia un nuevo ‘tribalismo’, hacia una idea precristiana de la humanidad, que la ve dividida en grupos y facciones, en competencia unos con otros. Tenemos que vivir y proclamar el Evangelio como el verdadero camino hacia la liberación de toda esclavitud e injusticia, espiritual y material”.
“En nuestra predicación, en la vida práctica, y especialmente en nuestro amor hacia nuestro prójimo, hemos de dar testimonio del hermoso proyecto de Dios para nuestra humanidad común, es decir, el origen y destino común que tenemos en Dios”.
Mons. Gomez resaltó que “en este tiempo la Iglesia debe ser una voz para la conciencia individual y la tolerancia”.
Para concluir su discurso, el Arzobispo de Los Ángeles alentó a contemplar la providencia divina y compartió su convicción “de que en la próxima década veremos un despertar espiritual y un crecimiento en la fe, al prepararnos para el 500 aniversario de la aparición” de la Virgen de Guadalupe.
Sus palabras “en el Tepeyac me llenan de inspiración y de fortaleza: ‘No estoy yo aquí, que soy tu madre. ¿No estás bajo mi sombra, y resguardo?’”
“¡Que Dios los bendiga a todos y María Santísima de Guadalupe interceda por todos nosotros!”, concluyó.
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