En su discurso, el Santo Padre realizó una semblanza del Beato Alberione. Reafirmó “la importancia de su carisma en el contexto actual, en la perspectiva de la nueva evangelización” y destacó también el don del Beato a la hora de identificar los signos de los tiempos.
Definió al beato como “ejemplar testigo de la Palabra que se nos presenta como retrato vivo”. En ese sentido, recordó las palabras que el papa San Pablo VI dedicó al Beato: “Humilde, silencioso, incansable, siempre vigilante, siempre recogido en sus pensamientos que van de la oración a las obras, siempre dispuesto a interpretar los signos de los tiempos, es decir, las formas más genuinas de llegar al alma”.
“Nuestro Don Alberione”, continuaba el Papa San Pablo VI en un discurso de 1969, “ha dado a la Iglesia nuevos instrumentos para expresare, nuevos medios para dar vigor y amplitud a su apostolado, nuevas capacidades y nuevas conciencias de validez y de posibilidad de su misión en el mundo moderno con los medios modernos”.
El Papa Francisco, en la audiencia de este jueves, afirmó ante los miembros de la Familia Paulina que “estas expresiones os afectan de forma singular y como Familia religiosa. Os llaman a la concreción de vuestra existencia de consagrados que, desde la oración, recibáis la capacidad de interpretar los signos de los tiempos para adecuar los proyectos apostólicos a las situaciones y a las necesidades de la gente de hoy”.
“Don Alberione”, añadió el Papa Francisco, “repetía con frecuencia que vuestro verdadero fundador es el Apóstol pablo. Siempre los mostraba como el inspirador y el padre, como el modelo a imitar en la total entrega al Señor Jesucristo y a su Evangelio, dejándose conducir por su amor en el camino de la santificación”.
La intención de Don Alberione “es fuerte y clara y ques que este camino debe ser para vosotros el camino del apostolado”. El camino “del servicio a los hermanos sedientos, tal vez de forma inconsciente, de la luz y de la alegría del Evangelio”, la “pasión por el Evangelio”.
El Pontífice explicó que “no se puede vivir el Evangelio sin pasión. Es precisamente la pasión por el Evangelio la que brillaba en sus innumerables iniciativas apostólicas, animadas por la misma motivación y finalidad que encontramos en el Apóstol” Pablo.
Por ello, el Papa insistió en que “todos sois espiritualmente hijos e hijas de San pablo, con una única tensión espiritual hacia Jesucristo, el Maestro, La Vida, la Verdad y la Vida”.
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