“La verdad es que el 50% de la caída del muro pertenece a Juan Pablo II, el 30% a Solidaridad y Lech Walesa y solo el 20% al resto del mundo. Esa era la verdad entonces y es la verdad ahora”, decía Walesa en 2009.
Walesa, líder político polaco y cofundador del partido Solidaridad, ganó el Premio Nobel de la Paz en 1983 por sus esfuerzos de llevar la democracia y acabar con la tiranía comunista en su natal Polonia.
La construcción del Muro de Berlín comenzó en 1961, pero los problemas se remontan a finales de la Segunda Guerra Mundial.
Derrotado el régimen nazi, los aliados se repartieron el control de Alemania y su capital Berlín. La parte oriental quedó en manos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y el occidente bajo el control de Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
El muro fue construido por el régimen soviético para evitar el escape desde el territorio que controlaban hacia el lado occidental. La estructura se convirtió en un símbolo de la llamada “Cortina de hierro” entre los países occidentales, y la URSS y sus países satélite.
Un punto clave de la caída del régimen soviético llegó cuando San Juan Pablo II fue elegido Papa en octubre de 1978.
Para Walesa, antes del pontificado de San Juan Pablo II “el mundo estaba dividido en dos bloques” y “nadie sabía cómo deshacerse del comunismo”.
“En Varsovia (Polonia), en 1979, él (San Juan Pablo II) simplemente dijo: ‘No tengan miedo’, y luego rezó: ‘Que tu Espíritu descienda y cambie la imagen de la tierra… de esta tierra’”.
El movimiento Solidaridad, bajo el liderazgo de Walesa y con la inspiración del Papa, llegó a aglomerar a más de un tercio de los trabajadores de Polonia y tuvo un papel clave en el fin del comunismo en ese país y luego en la URSS.
En un comentario póstumo por la muerte del Papa polaco en 2005, el historiador británico Timothy Garton Ash, un agnóstico liberal, indicó que si bien “nadie puede probar de forma concluyente que él (San Juan Pablo II) fuera la principal causa del fin del comunismo”, “las figuras más importantes en todos los bandos”, entre ellos el fallecido expresidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, “están de acuerdo en que lo fue”.
“Sin el Papa polaco, no hubiera habido la revolución de Solidaridad en Polonia en 1980; sin Solidaridad, no se habría producido ningún cambio dramático en la política soviética hacia Europa oriental bajo (Mijaíl) Gorbachov; sin ese cambio, no hubiera habido revolución de terciopelo en 1989”, en Checoslovaquia.
El 9 de noviembre de 1989, luego de que las autoridades soviéticas permitieran el paso del este al oeste de Berlín, comenzó la demolición del muro. En 1991 Mijaíl Gorbachov disolvió la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Un fragmento del Muro de Berlín se conserva en el Santuario de Fátima como agradecimiento a la Virgen María por guiar “con cariño maternal” a los pueblos “hacia la libertad”.
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