De esta manera destacaron que hacen suyas “las peticiones de la Asamblea de Patriarcas y Obispos Católicos de este país atormentado y noble. Sus palabras no son sólo las de una comunidad cristiana, sino ante todo de personas atemorizadas que sufren por su futuro: una situación de incertidumbre en la que nadie, ni pueblos ni personas, debería vivir en el mundo”.
Por eso recordaron los numerosos mensaje del Papa Francisco pidiendo la paz en este país y en el que ha “expresado su paternal cercanía e invocado a los líderes mundiales a fijar su atención en la zona, renovando su apoyo hacia el Líbano, para que pueda continuar su vocación de tierra de encuentro, convivencia y pluralismo”.
De hecho, el pasado 30 de mayo, el Papa Francisco anunció la reunión con los principales responsables de las comunidades cristianas en el Líbano para “una jornada de reflexión” sobre la preocupante situación del país y para rezar juntos por el don de la paz y la estabilidad.
Esta jornada de oración, tendrá lugar el próximo 1 de julio, y por la que el Papa Francisco ha pedido “una oración solidaria para la preparación de este evento” para que “ese amado país tenga un futuro más sereno”.
En el comunicado, los Obispos de Europa también destacan que “la historia del Líbano es conocida y nadie puede olvidarla: una historia de dignidad y cultura, de bienvenida y solidaridad, incluso hasta hoy, hacia tantas personas que sufren procedentes de Siria y de Palestina. Es una historia de libertad, diálogo y convivencia pacífica en nombre de los derechos fundamentales”.
Además se cuestionan el por qué “de tanto dolor”, y “de la amenaza de una desintegración e implosión que tanto daño acarrearía y se convertiría en una vergüenza para la humanidad”.
Por eso recuerdan que “nada es inevitable” y “todo está en manos de los hombres con la ayuda de Dios misericordioso y justo, que ve las obras de los hombres y examinar las intenciones de los corazones”.
De esta manera el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa hace un llamamiento a “las Naciones y a los responsables, para que el mundo no se olvide de esta tragedia y haga oídos sordos a tanto sufrimiento”.
“Llamamos a que se restablezca la justicia, así como que se reconozcan las identidades de personas, las comunidades y los países. Pedimos que se respete la tradición de los valores religiosos y civiles, se apoye la recuperación de la economía y la reconstrucción de un tejido social basado en el diálogo, la colaboración y la convivencia de las distintas diversidades religiosas, culturales y sociales”, destacaron.
Y recordaron que “en esta perspectiva de reconstrucción, la Iglesia está presente con el mensaje del Evangelio y con la aportación de sus instituciones educativas, sanitarias y sociales, siempre dispuestas al bien común, fortaleciendo el tejido social, y encaminadas hacia un futuro mejor”.
“De todos es sabido que el futuro de un país no es solo un bien propio sino también de la humanidad. Esto es especialmente cierto para el Líbano y su contribución a un Oriente Medio plural, tolerante y diversificado”, aseguraron.
En su mensaje los Obispos de Europa pidieron “al Señor de la Paz que los humildes sean consolados y asistidos”, y que los responsables se dejen iluminar para ser justos y honestos ante Dios, el sufrimiento y la historia”.
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