A continuación, el texto completo de la homilía del Papa Francisco:
“Me viene a la mente un escrito a la puerta de un pequeño cementerio en el norte: ‘Tú que pasas, para el paso y piensa, de tus pasos, en el último paso’. Tú que pasas…, la vida es camino, todos nosotros estamos en camino”.
“Todos nosotros, si queremos hacer algo en la vida, estamos en camino, que no es un paseo ni un laberinto. No, es un camino. En el camino nosotros pasamos delante de muchos, de muchos hechos históricos, delante de muchas situaciones difíciles. Y también delante de los cementerios, y el consejo de este cementerio es: ‘Tú que pasas, para el paso y piensa, de tus pasos, en el último paso’”.
“Todos daremos un último paso. Y alguno podría decirme: ‘Padre, no sea así, luctuoso, no sea trágico’. Pero es la verdad. Lo importante es que ese último paso nos encuentre en camino, no dando una vuelta, de paseo, sino, en el camino de la vida, y no en un laberinto sin fin. Estar en camino para que el último paso nos encuentre caminando. Este es el primer pensamiento que, diría, me viene al corazón”.
“Segundo pensamiento, sobre las tumbas. Esta gente buena, murió en la guerra. Murió porque fue llamada a defender la patria, a defender valores, a defender ideales. Y, otras muchas veces, defender situaciones políticas tristes y lamentables. Son víctimas, víctimas de la guerra que se come a los hijos de la patria. Y pienso en Anzio, en Redipuglia. Pienso en el Piave, en el 14, tantos se han quedado allí. Pienso en las playas de Normandía. 40.000 en aquella batalla. Pero no importa…, caían”.
“Me he detenido delante de una tumba. Allí. ‘Desconocido. Muerto por Francia 1944’. Ni siquiera el nombre. En el corazón de Dios está el nombre de todos nosotros. Pero esta es la tragedia de la guerra. Estoy seguro de que todos estos que han ido de buena voluntad, llamados por la patria para defenderla, están con el Señor. Pero nosotros, que estamos en camino, ¿luchamos lo suficiente para que no haya guerras? ¿Para que no haya economías de países fortificadas por la industria de las armas?”.
“Hoy la predicación debería ser mirar a las tumbas. ‘Muerto por Francia’. Algunos tienen nombre, otros no, pero estas tumbas son un mensaje de paz. Deteneos, hermanos y hermanas, deteneos. Deteneos, fabricantes de armas, deteneos”.
“Estos dos pensamientos os dejo. ‘Tú que pasas, para el paso y piensa, de tus pasos, en el último paso’. Que sea en paz, en paz del corazón, en paz de todo. Segundo pensamiento: estas tumbas que hablan, que gritan, por sí misma, gritan ‘paz”.
“Que el Señor nos ayude a sembrar y conservar en nuestro corazón estos dos pensamientos”.
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