Durante el taller se motivó a las alumnas para que fueran capaces de emprender su propia empresa, que les permita una mayor autonomía y control de sus vidas. Todas ellas veían este desafío como un sueño, por lo que además se les enseñó a valorizar su trabajo y el esfuerzo puesto en él.
Andrea Ruiz, de la parroquia Familia de Nazareth de Lagunillas, resumió su experiencia como muy positiva. “Fue excelente el curso, me dio las herramientas, los conocimientos y motivación para postular un proyecto. Siempre tuve la inquietud de formar una oficina de arquitectura para apoyar a mi esposo, ya que él es arquitecto y yo manejo la parte administrativa. Destaco el interés y dedicación de los profesores, el tiempo para responder las consultas, también el apoyo y la motivación para que postuláramos proyectos, y a qué fondos. Participar del taller fue algo muy bueno, adquirí conocimientos y aprendí los pasos a seguir para atreverme con mi idea”.
Otro testimonio fue el de la señora Lucy Vera, también de Familia de Nazareth de Lagunillas, quien destacó haber aprendido lo necesario para postular y la entrega de los jóvenes que impartieron el curso. “Del taller, me gustó la claridad que tuvieron los profesores para explicar los contenidos. Por ejemplo, yo aprendí a ponerle precio a las cosas que vendo, a valorizar mi trabajo, por eso me sirvió mucho ya que en la casa hago mermeladas, empanadas para el 18 de septiembre, pastel de choclo y humitas para el verano”.
Las participantes se capacitaron por segundo año consecutivo, ya que el 2012 fueron parte de un curso de Microemprendimiento dictado por la Vicaría de Pastoral Social en conjunto con la UCSC.
Fuente: Comunicaciones Concepción

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