Un viaje hacia nuestra fe

Era el sábado 9 de marzo, disfrutaba de un retiro con mis hermanos catequistas de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, cuando de pronto me dan la noticia: "César, tú estás dentro del grupo de jóvenes que irán a la JMJ Río 2013". La verdad no supe reaccionar y no mentiré; mis ganas para ir eran pocas o casi nulas, pero ahí está el Señor, cuando menos lo esperas, cuando menos lo crees te invita a pensar bien las cosas y a entender que sus tiempos no son los tuyos, a entender que Él ya nos conoce desde antes y que nuestra vocación de ser profeta debe ser en todo lugar (Jr 1,5). Así sucedió, desde ese momento comprendí que debía preparar mi corazón, con todas las dudas, con todo el amor, prepararlo junto a Él en la oración.

Sin duda, muchos hermanos, tanto que participarán como los que no estarán en esta jornada, sienten de cierto modo que se van de "vacaciones", que se van a disfrutar de la cultura de otro país (y ésta es una de las trabas por las cuales mi negativa inicial a participar). Pues a esos hermanos les invito a ver esto no como un paseo, sino como un viaje hacia nuestra fe, hacia Cristo en nuestro corazón, un verdadero encuentro con el amor, en los ojos del otro, en las manos del otro.


A cantar cuando haya que cantar, reír cuando haya que reír; pero en sí, que nuestra forma de ser demuestre nuestra Fe. Que seamos gente de luz en este mundo, que seamos jóvenes activos y entusiastas, pero a la vez conscientes que pertenecemos a un contexto: la Iglesia.


Para este encuentro participarán colegios y comunidades de toda nuestra región. Entre esos grupos estamos nosotros, 13 personas provenientes de distintos lugares, quienes nos hemos reunido para conocernos y también para informarnos sobre detalles de las actividades. Pero también hemos tenido un momento de oración en el templo Nuestra señora del Tránsito (donde todos los viernes a las 19:30 horas se reúnen jóvenes para adorar al señor sacramentado), momento en el cual nuestras expectativas, nuestras dudas y en sí, nuestro corazón, se queda en manos del señor.


Hermanos, de todo corazón pedimos vuestra oración para con todos los participantes de nuestra región, para que nuestra Iglesia siga teniendo frutos por el mundo entero, por que Cristo siga en nuestros corazones y así la Iglesia, que eres tú, que soy yo, que somos todos nosotros, pueda renovar su espíritu de servicio a los demás.


Fuente: Comunicaciones La Serena



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