Von Freyberg explica que es el primer informe anual publicado en los 125 años de historia del Ior y contiene una descripción del trabajo de esa institución, un resumen de 2012 y de los primeros ocho meses de 2013, las declaraciones de los superintendentes de vigilancia, de la Comisión de Cardenales y del Prelado del Ior, además de más de 60 páginas de las declaraciones financieras detalladas con una auditoría completa de la Sociedad de certificación internacional KPMG. “No hay que ser un contable para entenderlo - dice-; si se lee la carta de presentación y la descripción de nuestro trabajo en el 2012 y el 2013, se comprende perfectamente que representa el Instituto para las Obras de Religión”.
Abordando la cuestión de las auditorías externas, que se han tenido en cuenta para la preparación del documento, Von Freyberg reitera que las cuentas del IOR se han revisado desde hace mucho por sociedades de auditorías internacionales de renombre, como la KPMG en 2013 e insiste en que este hecho no es extraño para el Instituto; la novedad es la publicación. No lo es la actividad del banco, sus clientes ni su misión: lo nuevo son los detalles. “Lo más sorprendente -añade- es el hecho de que no sea sorprendente. Se trata de una institución financiera administrada de forma bastante conservadora que protege las acciones e invierte en un sector muy conservador como la deuda pública y los depósitos bancarios . Y es una institución altamente capitalizada. A finales del año pasado, nuestro patrimonio neto fue del 15%, muy superior al de las instituciones financieras comparables”.
La publicación del informe es “un elemento clave” de la política de transparencia del IOR, aclara el Presidente .”Desde el pasado mes de marzo se inició una estrategia basada en tres pilares. Uno es abrirse y entablar un diálogo con los medios, diciendo, de manera sistemática como están las cosas. Esto significa que ahora contamos con una oficina de prensa . El segundo elemento es la creación de un sitio web que servirá como fuente acreditada para las actividades del Instituto. El tercer elemento es la publicación del informe anual”.
Para von Freyberg los primeros destinatarios del informe son los mil millones de católicos del mundo que tienen derecho a saber lo que hace esta parte de la Santa Sede. “También tienen derecho a saber -añade- cómo contribuimos al bienestar de la Iglesia en el mundo. El segundo grupo son nuestros socios, es decir, los bancos correspondientes, que cuentan con que somos un 'business-partner' sólido y bien administrado. El tercer grupo son los medios de comunicación, y los analistas financieros que puedan estar interesados y el público en general”.
Por cuanto se refiere al control de las cuentas y, en general, al trabajo del IOR, el juicio es positivo. “Desde mayo el Promontory Group estadounidense está revisando todas las cuentas individuales y llevando a cabo investigaciones especiales para nosotros. Además, junto con ellos, hemos revisado nuestros procedimientos a la hora de aceptar clientes y de tratar con ellos para asegurarnos de que en el Instituto no haya ninguna actividad de reciclaje. Los tres proyectos están avanzando según lo previsto, tenemos un nuevo manual, nuevos procedimientos y estamos listos para una inspección por parte de terceros”.
Von Freyberg afirma que la ayuda externa, en este caso, la del Promontory Group, es necesaria para el IOR por dos razones. “La primera es que necesitamos a alguien con un conocimiento de vanguardia, que se ocupe de estos procesos en distintas ocasiones para diversas instituciones en todo el mundo . La segunda, igualmente importante, es que hay muchísimo trabajo. De veinte a veinticinco personas del Promontory Group se ocupan cada día de esta tarea. En nuestra sede, no tendríamos esos recursos”.
La publicación del informe, concluye el Presidente del IOR, representa “un paso más hacia la creación de un Instituto conforme y transparente; el Santo Padre decidirá a finales de este año o principios del próximo, qué dirección quiere que sigamos. Hemos recorrido un largo camino por cuanto se refiere a la transparencia y la adecuación. El siguiente paso importante será el de analizar nuestro servicio al cliente y ver cómo podemos mejorar los productos y servicios que les ofrecemos”.
Fuente: Servicio Informativo Vaticano
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