Más adelante el pastor dio las gracias a todos y especialmente a sus familias, ya que con la oración y el apoyo han ayudado a madurar estas vocaciones: “Nos reunimos en esta casa invocando al Espíritu Santo para que la gracia del Señor venga al corazón de estos hermanos y los convierta en sacramentos de Cristo. El sacerdocio que hoy recibirán no es solo un oficio o un trabajo, es un sacramento porque Dios se ha querido valer de personas limitadas para estar presente en medio de sus hijos actuando en su nombre (…) los tiempos no son fáciles y los desafíos son grandes, oramos porque sentimos con fuerza la corriente contraria de una civilización implacable que a veces hace tambalear nuestras certezas y arrincona nuestra fe. Oramos porque todos tenemos la responsabilidad de cuidar y de reparar este ministerio que hace presente hoy la victoria de Cristo”.
“Quiero pedirles queridos hijos que sean buenos pastores, hombres de profunda vida espiritual y de compromiso atento con la historia que vivimos. Vivan siempre impregnados del buen olor de Cristo, que les va a comunicar el crisma, el óleo de la alegría. El olor a Cristo es una mezcla del amor a Dios, de amor incansable a cada hermano. Es olor a oveja, a austeridad, a cárceles y a hospitales. La oración fiel y la coherencia de sus vidas harán que nunca pierdan el olor a Cristo y que lo comuniquen a los demás”, enfatizó el obispo de Talca.
Concluida la homilía se dio paso a la ordenación momento en que los tres diáconos se postraron en el altar. Luego, Monseñor Valenzuela impuso sus manos en las cabezas de José Ignacio, Matías y Marlo, invocando al Espíritu Santo descender sobre ellos. Asimismo, los sacerdotes concelebrantes impusieron las manos sobre los recién ordenados, como signo de un único sacerdocio en Cristo y la hermandad común de los sacerdotes. Después, los padres de los nuevos sacerdotes les ayudaron a poner sus vestiduras, luego sus manos fueron ungidas con el crisma para darles el poder de santificar al pueblo cristiano.
Al culminar la Eucaristía, a nombre de los recién ordenados, dirigió unas palabras el padre José Ignacio Fernández: “Agradecemos a Dios por elegirnos a nosotros. Agradecemos el don de la fe y la vocación sacerdotal. A nuestras familias que nos han transmitido la fe en Jesucristo y acompañado en estos años de búsqueda. A toda nuestra Iglesia que por medio de comunidades, religiosas, parroquia, fieles y el seminario nos han permitido acoger este llamado que Jesús nos ha hecho. A nuestro obispo don Horacio, que nos ha confiado este ministerio al servicio del pueblo de Dios”.
Cabe destacar que en esta Eucaristía estuvo concelebrada Monseñor Cristián Contreras, obispo auxiliar de Santiago.
Más tarde, todos los presentes fueron invitados a un compartir con los nuevos sacerdotes en las dependencias del Colegio San Ignacio de Talca.
Fuente: Comunicaciones Talca
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