El Santo Padre inició este miércoles un nuevo ciclo de catequesis sobre la figura de San José. El Papa recordó que “el 8 de diciembre de 1870, el Beato Pío IX proclamó a San José patrono de la Iglesia universal”.
Recordó, también, que “a 150 años de aquel evento, estamos viviendo un año especial dedicado a San José”, una iniciativa muy oportuna en “un tiempo marcado por una crisis global de diversos elementos”. En ese contexto, la figura de San José “puede sernos de ayuda, de consuelo y de guía”.
El Papa explicó que el nombre de José, en hebreo, significa “Dios acreciente, Dios haga crecer”. En ese sentido, San José “es un hombre lleno de fe en Dios, en su providencia. Toda acción suya narrada en el Evangelio está marcada por la certeza de que Dios hace crecer, que aumenta, añade. Es decir, que Dios se encarga de hacer avanzar su plan de salvación”.
En su catequesis, el Pontífice puso de relieve que no por casualidad Jesús nació en Belén y vivió en Nazaret. “El Hijo de Dios no elige Jerusalén como lugar de su encarnación, sino Belén y Nazaret, dos pueblos periféricos alejados de los clamores de la historia y del poder”.
Francisco destacó que la elección de Belén y de Nazaret “nos dice que la periferia y la marginalidad son predilectas de Dios. No tomar en serio esta realidad equivale a no tomar en serio el Evangelio y la obra de Dios que continúa manifestándose en las periferias geográficas y existenciales”.
“Jesús siempre acude a las periferias, y esto nos debe dar mucha confianza, porque el Señor conoce las periferias de nuestro corazón, las periferias de nuestra alma, las periferias de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de nuestra familia. Es decir, esa parte un poco oscura que nosotros no mostramos, tal vez por vergüenza”.
Aseguró que “bajo este punto de vista la sociedad de entonces no es muy diferente de la nuestra. También hoy existe un centro y una periferia. Y la Iglesia está llamada a llamar y anunciar la buena noticia a partir de las periferias”.
“José, que es un carpintero de Nazaret que se fía del proyecto de Dios en la joven esposa con la que se ha prometido, recuerda a la Iglesia que debe fijar la mirada en aquello que el mundo ignora de forma deliberada”.
“Nos recuerda a cada uno de nosotros que se debe dar importancia a aquello que los demás descartan. En ese sentido, es un verdadero maestro de lo esencial: nos recuerda que aquello que verdaderamente vale no llama nuestra atención, pero exige un paciente discernimiento para pueda descubrirse y ponerse en valor”, concluyó su catequesis el Papa Francisco.
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