La jornada se inició con la Charla “Aparecida y Misión Territorial” expuesta por Mons. Héctor Vargas, Obispo de Temuco y Presidente del Área de Educación de la Conferencia Episcopal de Chile. En ella recordó cuáles son los fundamentos bases que deben estar en la Misión Territorial “¿Qué nos mueve a realizar esta Misión Territorial? Los discípulos de Jesús reconocemos que Él es el primer y el más grande evangelizador enviado por Dios. Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, crece también el ímpetu de comunicar a todos el don de ese encuentro. La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento. Cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciarlo. O somos misioneros o no somos cristianos”
“La Misión Continental persigue una meta muy clara: una Iglesia en que todos sus miembros sean misioneros. Si no estamos convencidos que Jesús puede cambiar la historia y el mundo es que no hemos tenido una experiencia radical y de encuentro con él, por eso es importante suscitar un encuentro tan personal y profundo con Jesús, que impacte, conmueva, renueve y revitalice a quienes se acercan a su persona y a su misión. Es importante dejar actuar al Espíritu Santo, ¿cómo sería si el gran protagonista de nuestras vidas fuera el espíritu?
Recordó el Documento de Aparecida, señalando que “el gran método cristiano será siempre conquistar no haciendo proselitismo, sino conquistar por atracción e irradiación, por desborde de gratitud y alegría”.
Además, señaló que para salir hay que conocer el territorio que vamos a misionar, por de pronto todo el territorio de la parroquia, pero mirar el territorio con los ojos como Dios los ve, con ojos de creyentes. Si enfrentamos la realidad como creyentes, veremos a Dios ahí y muy activo, aún sin la presencia de nosotros, y también veremos con qué fuerza actúa el maligno.
También hizo énfasis en que hay que ver esta realizad con esperanza desde los signos de los tiempos “El discernimiento de los signos de los tiempos obliga así a un discernimiento de las culturas. La Iglesia puede discernir a la vez, porque tiene como paradigma fundamental la acción de Dios en la historia de Jesús de Nazaret, su predicación del Reino, su muerte y resurrección, realidad en la que ella vive y gracias a la cual se comprende en el mundo. Esto significa que el criterio no es criterio, sino una Persona que habita espiritualmente en la historia. El signo de los tiempos es el Mesías. Los signos de los tiempos en que queremos centrarnos son, sobre todo, aquellas realidades o procesos que hacen que cada persona vaya alcanzando mayor plenitud en su humanidad, y que toda la creación tienda al proyecto originario de comunión querido por Dios”.
Al finalizar su presentación, señaló que “la Nueva Evangelización necesita de la multiplicación y auténtica edificación eclesial de verdaderas comunidades cristianas para implantar la presencia y misión católicas en ambientes territoriales y sociales en donde están ausentes. Es exigencia oportuna también para imprimir un nuevo dinamismo comunitario y misionero a las comunidades parroquiales, capaces de operar la Nueva Evangelización en el ámbito de todo el territorio humano que les ha sido confiado: barrios, escuelas, hospitales, fábricas y otros lugares de trabajo, clubes deportivos, lugares de diversión.
“La Misión Continental no puede ser una obra meramente humana, ni tan solo un deseo nuestro, ni únicamente una firme resolución. Será obra del Espíritu Santo o no tendrá el fruto que de ella esperamos”
Luego de tener un intercambio entre los asistentes y Mons. Héctor Vargas; los participantes de este III Encuentro Teológico Pastoral se trasladaron al Santuario de Lo Vásquez para vivir la Eucaristía final que fue presidida por Mons. Ignacio Ducasse, Obispo de Valdivia y Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile.
En su homilía, Mons. Ducasse se refirió al Evangelio que nos relató la Parábola de los Talentos y lo que realizó cada uno de los trabajadores y cómo actuó el patrón frente a las acciones de cada uno de ellos. Además, señaló que “nuestro actuar en el mundo debe basarse en la confianza en Dios. Él no es déspota ni inhumano sino que ternura y bondad. El bien más grande que nos ha entregado es su Hijo para que lo recibamos, acojamos, cuidemos”.
Finalizó recordando que estamos en Tiempo de Misión y queremos mostrar este tesoro de Jesucristo. “Es importante que nosotros tengamos ese encuentro profundo con el Señor para así poder darlo a conocer a los demás. Un discípulo no puede esconder la lámpara si no que debe mostrarla a todos los hermanos.
Fuente: Comunicaciones III Encuentro Teológico Pastoral
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