Parroquia San Alberto de Sicilia dispuso mesa solidaria para los más pobres

La iniciativa se enmarca en el Mes de la Solidaridad, explica el párroco, padre Ignacio Gramsch: “Hemos llamado a este encuentro Fiesta de la Solidaridad, haciendo presente todo lo que el padre Hurtado hizo, su legado como santo y sacerdote chileno, fundador del Hogar de Cristo e inspirador de muchas obras de caridad. Nosotros tenemos cinco capillas y la sede parroquial y en todos estos lugares hay equipos solidarios que cada mes entregan un paquete con mercadería a las familias más necesitadas del sector. Hay gente que vive muy necesitada aún en este Chile de hoy, donde hay tanto desarrollo, pero todavía hay pobreza, especialmente los adultos mayores, que tienen unas jubilaciones muy pequeñas”. A estas personas, dijo el sacerdote, “las atendemos como si fueran el mismo Jesús, por eso hemos preparado este almuerzo con harto cariño”.

Antes, la comunidad parroquial recibió la visita del Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, quien presidió la misa en la fiesta de San Bartolomé Apóstol. El pastor comenzó su homilía afirmando que Jesús no ha venido para juzgar al mundo, “sino para salvarlo, Jesús ha venido para mostrarnos de una manera muy particular el inmenso amor, la gran ternura del Padre Dios para los más pequeños, los más humildes, los más pobres”.


Compartir la Buena Nueva y los propios bienes

Respecto de la fiesta de san Bartolomé indicó que quien se acerca a Bartolomé, llamado Natanael, fue otro apóstol, Felipe, quien da su testimonio de haber encontrado al Señor. Nosotros, dijo el Arzobispo, “estamos viviendo una etapa en la Iglesia en la que se nos invita a ser discípulos y misioneros”. Esta fiesta de san Bartolomé, precisó, subraya cómo nos hacemos discípulos: en el encuentro con Jesús, el que es necesario “que se haga cada vez más profundo y personal”. La fiesta subraya, además, cómo hacernos misioneros: en la actitud de Felipe, que se acerca a Bartolomé para anunciarle la Buena Nueva de Jesús y decirle “ven y verás”, para que él también se encuentre con Jesús. “¿Y qué cosa verán? Verán el amor que Dios nos tiene, el corazón abierto de Dios, la vida abundante que el Señor nos quiere regalar”.


Luego, el Arzobispo de Santiago se refirió a este gesto de la parroquia San Alberto de Sicilia, en el contexto del Mes de la Solidaridad, de compartir la mesa con los más pobres. “Esto tiene que ser un entrenamiento de lo que tenemos que hacer todos los días, abrir el corazón a los hermanos, especialmente a los que más nos necesitan”. El pastor recordó la parábola el Buen Samaritano y llamó a los fieles a llevar a la práctica las tres actitudes que aquél tuvo con el herido que estaba botado en el camino: “Ve, se conmueve y después actúa. Estos tres verbos debieran ayudarnos en nuestra vida personal y comunitaria a aprender a ser una comunidad samaritana”. Ver, explicó, el dolor ajeno, conmoverse con el sufrimiento de los demás y compartir dando de sí al prójimo.


La presencia activa de la comunidad

Al terminar la Eucaristía, monseñor Ezzati tuvo palabras de aliento para las decenas de jóvenes de esta parroquia que en la tarde participaban en la Caminata de la Solidaridad. Luego, el pastor, junto al Vicario de la Zona Norte, padre Rafael Hernández, el vicario parroquial, padre Felipe Herrera, y los equipos solidarios, compartieron un alegre almuerzo con cerca de 300 personas, de entre las más necesitadas del sector.


Juan Luis Morales, futuro diácono permanente, de la capilla Nuestra Señora de Lo Aránguiz, señala que “servir a los pobres es lo que más nos llena el corazón de gozo”. Alexis Silva, de la pastoral juvenil, expresó que “esto es lo que más nos motiva a los jóvenes, servir. Somos como cien jóvenes en toda la parroquia”. Por su parte, Ana Carvallo, responsable de los equipos solidarios, lleva once años trabajando en esta pastoral, que reúne mercadería y entrega mensualmente un paquete de ayuda a los más pobres. “Aquí hay de todo, indica, situación de drogas, de pobreza, de tercera edad”. Se mostró muy complacida por la visita del Arzobispo, monseñor Ricardo Ezzati y dijo que “es estupendo que conozca la realidad de la parroquia, del barrio”.


Los invitados se mostraron contentos y agradecidos por esta invitación. Francisco Guzmán, discapacitado, agradeció a Dios por compartir este almuerzo y precisó que él no recibe paquetes de ayuda, “porque no me gusta pedir cuando hay gente que necesita más que uno y hay que darle la oportunidad”. Por su parte, la señora Marisol estaba contenta y afirmó que me han ayudado mucho. Tengo a mi marido enfermo de cáncer y está operado del corazón. Tengo seis hijos, uno de los cuales sufre un retardo mental”.


El almuerzo, que incluyó postre y tortas, contó con la animación de folcloristas que ofrecieron un adelanto del ambiente “dieciochero” de setiembre.


Fuente Departamento de Comunicaciones

www.iglesiadesantaigo.cl



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