Tras agradecer tanto a expositores como asistentes, el vicario expresó que “independiente de los amores compartidos, los fracasos compartidos, las enseñanzas comprendidas, siempre está el prefijo, con, esa es la experiencia que queremos retratar hoy día, la de una convivencia fraternal”.
Gestionando la convivencia
Cristián Infante, Secretario Ejecutivo de la Vicaría para la Educación, fue el encargado de presentar la reciente publicación Convivencia Escolar: un desafío educativo. El texto, explicó el secretario, contiene tres capítulos que abordan cómo se gestiona la convivencia escolar, la normativa del Ministerio de Educación, el plan a implementar y los fundamentos desde el ser cristiano para vivir en fraternidad, entre otras temáticas que son un estímulo para mejorar la calidad.
“¿Quién se hace responsable de la convivencia escolar?”, fue la pregunta que intentó responder la Doctora en Psicología Alicia Halcartegaray, en un contexto en que, explicó, “los niños nunca habían necesitado más influencia de los mayores, y nunca habían sido tan difíciles de influir”.
La vulnerabilidad de los niños, sostuvo la psicóloga, es una condición humana básica, a diferencia de lo que ocurre con otras especies mamíferas. De tal modo que las relaciones de “apego seguro” son esenciales para lograr el proceso de maduración y el desarrollo de su potencial.
“Facebook y las redes sociales son un parque de diversiones del bullying”, señaló, pues, al interior de éstas se da una “cultura de los pares”, en que no existe el “necesario liderazgo adulto”.
“Hay que creer que los niños quieren ser buenos”, apuntó, para lograr una relación entre adulto y niño “clara y firme” que esté “permeada por el buen trato”. Esto se logra “desde la conducción y el liderazgo” y no a través del “control externo en base a consecuencias coercitivas que aumentan la resistencia o terminan por quebrar la voluntad”, explicó.
Tras la ponencia de Halcartegaray, fue el turno del panel de expertos compuesto por la psicóloga Sylvia Langford, creadora del Método Langford, el abogado Oscar A. Acevedo, de la Superintendencia de Educación Escolar, y la directora de formación del Colegio del Sagrado Corazón Monjas Inglesas, Carola Hume.
“¿No será que más del 30% de los adultos no queremos ser autoridad y preferimos sobreproteger y ser amigos de nuestros niños?”, se preguntó Langford, quien definió a los tres tipos de adultos que generan un ambiente de falta de autoridad: El sobreprotector o asistencialista, “que no cree en las capacidades del niño”; el amigo o permisivo, que basa su conducción en premios, negociaciones y lo que ella llamó “la ley de la buena onda”; y el tirano o autoritario, que impone el poder a través de castigos, amenazas y gritos. Ninguno de ellos sería capaz de guiar a los pequeños hacia un ambiente propicio para la “búsqueda del sentido” en la vida y “la voluntad de trabajar por él”.
Carola Hume destacó la importancia del trato cristiano al interior de la comunidad educacional, señalando aspectos de su experiencia como directora del Colegio del Sagrado Corazón Monjas Inglesas.
Oscar Acevedo, por su parte, iluminó algunos aspectos de la Ley General de Educación en relación a la convivencia escolar, y estableció diferencias entre lo que se puede considerar bullying y lo que no. Así, definió el bullying como una situación de “acoso o intimidación intencional, habitual, dentro de una relación asimétrica y que se realiza de manera oculta”. Mientras, el “maltrato genérico” respondería a una situación simétrica de competencia en que el problema es la existencia de agresión física.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago.
www.iglesiadesantiago.cl
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