En compañía del Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, el Obispo Auxiliar, monseñor Pedro Ossandón, el Vicario General de Pastoral, monseñor Héctor Gallardo, el Vicario General y Moderador de la Curia, Rodrigo Tupper, y el vicario de la Pastoral Social, Andrés Moro, entre cientos de presbíteros y seminaristas, el Cardenal Schönborn, quien fuera secretario de redacción del Catecismo de la Iglesia Católica, junto al en ese entonces Cardenal Ratzinger, realizó una reflexión sobre la esencia y renovación del sacerdocio en base a este texto y al Lumen Gentium.
El Cardenal Schönborn explicó que Lumen Gentium distingue entre el sacerdocio común de los bautizados y el sacerdocio ministerial, y que esta es una diferencia esencial y no solo de grado.
“¿Jesús tenía idea del sacerdocio ministerial o no? –se preguntó– ¿Nosotros, sacerdotes, obispos, somos una invención de la Iglesia, una decadencia del Evangelio original o somos parte de la propuesta de Jesús? Es una cuestión esencial”, sostuvo.
“Para que esta llamada resonara en toda la tierra –leyó del Catecismo de la Iglesia Católica–, Cristo envió a los apóstoles que había escogido, dándoles el mandato de anunciar el Evangelio: ‘Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’ (Mt 28,19-20). Fortalecidos con esta misión, los apóstoles "salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban’ (Mc 16,20)”,
Sin embargo, continuó citando, “quienes con la ayuda de Dios han acogido el llamado de Cristo y han respondido libremente a él, se sienten por su parte urgidos por el amor de Cristo a anunciar por todas partes en el mundo la buena nueva. Este tesoro recibido de los apóstoles ha sido guardado fielmente por sus sucesores. Todos los fieles de Cristo son llamados a transmitirlo de generación en generación, anunciando la fe, viviéndola en la comunión fraterna y celebrándola en la liturgia y en la oración”.
Miembros del cuerpo de Cristo
El Cardenal cuestionó la visión del sacerdote como “un ser aparte y esencialmente diferente de los laicos, un ser superior, elevado por encima del común de los mortales… ¿Era esta la visión del sacerdote que proponía el Concilio?”, se preguntó.
“Nuestra alegría es ante todo ser miembros del cuerpo de Cristo con todos los fieles”, aseguró antes de citar nuevamente el Lumen Gentium: “El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque se diferencian esencialmente y no solo de grado, se ordenan sin embargo el uno al otro, porque uno y otro participan, a su peculiar manera, del único sacerdocio de Cristo, el sacerdocio ministerial, en virtud de la sagrada potestad de la que goza, modela y dirige al pueblo sacerdotal, realiza in persona Cristi el sacrificio eucarístico y lo ofrece en nombre de todo el pueblo de Dios; los fieles, en cambio, en virtud de su sacerdocio regio, concurren a la oblación de la eucaristía, lo ejercen en la recepción de los sacramentos, en la oración, en la acción de gracias, en el testimonio de una vida santa, en la abnegación y con la caridad operativa”.
En este mismo sentido, el Catecismo de la Iglesia Católica, citó, establece que “mientras el sacerdocio común de los fieles se realiza en el desarrollo de la Gracia bautismal, la vida de fe, de esperanza y de caridad, la vida según el espíritu; el sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común en orden al desarrollo de la Gracia bautismal de todos los cristianos. Es uno de los medios por los cuales Cristo no cesa de construir y de conducir a su Iglesia, por eso es transmitido mediante un sacramento propio, el sacramento del orden”.
Tras la charla, monseñor Ricardo Ezzati, en nombre de la Iglesia de Santiago, le entregó al teólogo un reconocimiento, el libro Geografía Mariana de Chile, y luego se se realizó un homenaje, para algunos presbíteros, por su largo sacerdocio desempeñado en Santiago. Por 25 años de ministerio fueron reconocidos: Sergio Della Maggiora, Rodrigo Domínguez, Francisco Manterola, Pablo Rojas, José Luis Iglesias y José Tomás Salinas. En reconocimiento a sus 50 años de ministerio sacerdotal, se homenajeó a José Humberto Guzmán, Germán Álvarez, Jesús Rodríguez y Jesús Bonachía.
A mediodía, el Cardenal Schönbornn presidió la eucaristía del día del párroco y, tras ella, el Arzobispo de Viena departió fraternalmente, durante el almuerzo, con el resto de los presbíteros.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago.
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