Monseñor Duarte inició su homilía recordando quién fue San Lorenzo: “Él mereció el martirio, al final es un don de Dios porque es la imitación más perfecta del primer mártir: Nuestro Señor Jesús. El siglo XXI es el que ha tenido más mártires. La Iglesia considera un don el testimonio de los mártires. San Lorenzo mereció el martirio por su entrega y servicio a la Iglesia”
“Él era Administrador de Bienes de la Diócesis de Roma y le exigieron que entregara sus riquezas; y él reunió a pobres, ancianos, mendigos y les dijo que esa es la riqueza de la Iglesia, lo que despertó la ira de sus enemigos quienes lo mataron asado vivo en una parrilla”
“Digo esto porque el nacimiento del Diaconado Permanente está íntimamente ligado al servicio de los pobres. En ese tiempo las viudas y los pobres eran postergados. Eligieron a siete varones probados y después de orar los hicieron diáconos para servir a las viudas y los huérfanos de la comunidad. San Lorenzo murió porque su vida estaba orientada a las riquezas de la Iglesia en Roma: pobres, mendigos. Es importante recordarlo ya que todos acá fuimos ordenados diáconos. Iniciamos nuestra vida ministerial siendo ordenados diáconos y no lo debemos olvidar”.
“Diácono es una palabra griega que traducida significa servidor, por eso Jesús se presentaba así mismo como servidor. La espiritualidad diaconal es el corazón de la espiritualidad del cristiano”
“Me da alegría ver la Catedral llena y cómo se han preparado con lienzos, globos, carteles; y me alegro mucho porque toman conciencia que la vida cristiana es una vida de entrega, todo cristiano debe vivir la actitud diaconal sobre todo los que fuimos ordenados diáconos”.
“El Concilio Vaticano II tomó la decisión de restablecer el diaconado como un orden de la Iglesia, el que se puede conferir a hombres casados. En todo el mundo y en nuestra Patria hace más de 40 años con el paso del tiempo el diaconado asumió nuevas responsabilidades. Como además son laicos tienen familia, esposa, hijos, nietos, ellos viven la condición que viven ustedes, ser padres de familia, esposos. Una decisión que nunca dejaremos de agradecer a Dios y a los padres conciliares de ese tiempo”.
“Nadie se presenta a sí mismo para ser diácono, es una comunidad la que lo presenta para que pueda iniciar el proceso diaconal. La formación dura mínimo seis años, tienen clases todos los sábados en la mañana en la Escuela Felipe Diácono para el Diaconado Permanente, tienen acompañamiento espiritual ellos y sus esposas; retiros, un director espiritual, pasan por evaluaciones. Es una labor de Iglesia, una comunidad que lo presenta. Me alegra mucho ver esta Catedral tan llena porque esto es una culminación de un proceso de Iglesia, pero también el inicio de una vida ministerial”.
“Les pido que sigan siendo fieles a su formación permanente, tienen que ser fieles a participar en la vida del clero de Valparaíso y de la vida diaconal. También formarán una comunidad de diáconos ustedes siete y de eso me alegra mucho. Agradezco a las esposas porque ellas han firmado un documento, han aceptado que sus maridos sean diáconos, que estén menos en las casas. Agradezco a las esposas, hijos, familia, a las comunidades a las que pertenecen y en las que servirán su diaconado”.
Las funciones de los Diáconos Permanentes son: Proclama el Evangelio y asiste en el Altar, administra los sacramentos del bautismo, del matrimonio y bendice, lleva el Viático a los enfermos. Además, puede presidir la celebración eucarística dominical al igual que el presbítero pero con la única diferencia que no puede consagrar y puede realizar otros servicios según la necesidad de la Diócesis. Todo lo relacionado con la misericordia y caridad además de animar a las comunidades que se le responsabilicen.
Fuente: Comunicaciones de Valparaíso
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